El caño de la plaza de Aguilar

 

         Casi dos meses después de que se produjera la espectacular rotura de una cañería de suministro de agua en la plaza de Aguilar, han finalizado las obras de reparación, aunque nosotros seguimos sufriendo las consecuencias de lo que no dudamos de calificar de catástrofe, dado que quedó destruido el ascensor de la Casa de Aguilar, mientras que el sótano de la misma quedó gravemente afectado sin que, hasta el presente, no hayamos recibido ninguna muestra de atención por parte de las administraciones implicadas y sigamos sin saber si, en algún momento, podremos volver a disponer de ascensor o si será posible utilizar las salas de exposiciones ubicada en el sótano de edificio.

         Como se recordará fue el 13 de enero cuando al tratar de investigar una filtración o fuga, la pala excavadora cortó la cañería por la que, hasta que se pudo cortar, salió una gran cantidad de agua que terminó en el interior de nuestra casa.

         A la vista de lo aparecido se habló de un supuesto socavón, aunque desde este blog advertimos que lo que se veía era el caño que cruzaba la plaza para unirse en la plaza del Olmo con otro que luego continuaba por la calle Alfaro Malumbres.

         Tras la intervención del arqueólogo D. Francisco Gutiérrez González, recabada por el M. I. Ayuntamiento, se decidió mantener la continuidad del caño, reconstruyendo la bóveda destruida, aunque se hizo con rasilla plana, dejando una abertura conformada por piezas de hormigón, como puede apreciarse en las fotografías que hemos ido tomando de la evolución de los trabajos.

         Al final ha quedado en el pavimento la tapa del registro que da acceso al caño, no sin cierta dificultad dada la altura que se encuentra y la estrechez de la abertura. En nuestra opinión, se ha perdido la oportunidad de efectuar un reconocimiento de los caños inmediatos en los que, desde la plaza del Olmo, entramos en 1970 recorriéndolos un buen trecho, sin que desde entonces haya vuelto a hacerse a pesar del interés que tienen y la posibilidad de estudiarlos arqueológicamente (allí han aparecido algunas de las cerámicas medievales que se exponen en el Museo) e incluso hacerlos visitables, tras su acondicionamiento, para lo que sería necesario establecer un acceso más fácil.