El 5 de enero de este año publicamos un artículo que se titulaba “Una presa que aparece y desaparece”. Venía motivado porque acabábamos de visitar la presa existente junto al puente de Maleján que había sido “redescubierta” en 2013 y que, de nuevo, se encontraba completamente cubierta por la maleza. La primera de estas imágenes es del 3 de enero de 2021 y la segunda del 11 de enero de 2013. Habían transcurrido ocho años y la presa volvía a quedar sumida en el olvido.
Sin
embargo, la presa ha vuelto a cobrar actualidad estos días, dado que el M. I.
Ayuntamiento de Borja ha procedido a su limpieza, dentro de los trabajos
efectuados en un buen tramo del río Huecha. Nos alegramos de ello y, aprovechando
la ocasión, queremos recordar nuestra aportación al estudio y difusión de esta
importante obra hidráulica sobre la que hemos publicado varios artículos que
algunos no han leído y otros han olvidado.
Cuando
a comienzos de 2013 se estaba procediendo a la limpieza, tanto tiempo esperada,
del cauce del río, se advirtieron junto al mismo unos sillares que emergían
entre la tierra y la vegetación. Inmediatamente nos llamó el Concejal D.
Leandro Galindo Escolano que coordinaba los trabajos y nos desplazamos hasta
allí. Al percatarnos del interés que podía tener, cuyo alcance desconocíamos,
le pedimos que con la pala que allí estaba trabajando se procediera a retirar
la tierra para tratar de conocer lo que ocultaba. Ante nuestra sorpresa fue
surgiendo esta interesante presa que se decidió limpiar completamente, a pesar
de no encontrarse propiamente en el cauce. Esa misma mañana la visitaron la
arquitecta Dª. María Fábregas y el también arquitecto D. Fermín Soto al que fue
la última vez que saludamos, lo que siempre recordamos con tristeza.
Inmediatamente
nos pusimos a investigar acerca del origen de esta obra y, poco después, dimos
noticia de haber encontrado en el Archivo Histórico
Municipal algunas referencias directamente relacionadas con la misma. Así, en
la sesión del consejo celebrada el 1 de febrero de 1770, se dio cuenta de la
rotura que se había producido en lo que se denomina “balseta de Marbadón” lo
que ocasionaba grandes perjuicios por ser “el tiempo tan escaso de agua”. Para
hacer frente a la situación se acordó llamar a “Pedro Navarro, alarife de la
ciudad de Tarazona, sujeto muy inteligente y acreditado en todo este país” para
que acompañado por el alarife borjano Pedro Amesti, visite la zona y proponga
lo necesario para remediar los daños.
Poco después, el citado Pedro Navarro se desplazó a nuestra ciudad y, durante
dos días, estuvo estudiando el problema, por lo que cobró “dos doblones de
cuatro pesos”, emitiendo un informe. A la vista del mismo, en la sesión de día
8 de febrero, se tomó el acuerdo de acometer, bajo su dirección, las obras
necesarias con los materiales que se le proporcionarían.
El 13 de marzo se le encargó
formalmente el trabajo, “según su proyecto”, avisando al Ayuntamiento de la
villa de Magallón para que designara una persona que concurriera a la obra,
teniendo en cuenta los derechos que gozaba sobre una parte de las aguas del
citado manantial de Marbadón.
En respuesta a esta comunicación, Magallón opuso reparos a la obra proyectada,
a pesar de lo cual se decidió iniciar la obra, conforme a las señales y
vestigios del “antiguo azud” lo que provocó una nueva intervención de los de
Magallón que, mediante acto público, requirieron la inmediata paralización “de
la fábrica del azud de la balseta de Maleján”, pero el ayuntamiento de Borja
decidió continuar con su ejecución “para evitar los daños y perjuicios que
ocasionaba la destrucción” del antiguo azud.
Conocido el autor de la obra y la fecha
de su realización, localizamos en el archivo de la familia Ojeda estas
fotografías en las que puede verse claramente el estado de la presa a comienzos
del siglo XX. Se encontraba en el cauce del río que, en fecha no precisaba, se
desvió por uno de sus laterales, posiblemente a consecuencia de una “huechada”
y la presa quedó abandonada y muy pronto olvidada. Siempre nos llamó la
atención que, aunque no eran muchos los años transcurridos, cuando la volvimos
a encontrar nadie recordaba su existencia, como ahora tampoco eran muchos los
que sabían de nuestras investigaciones sobre ella.
Y eso, a pesar de que recientemente,
dimos a conocer este plano o croquis con todos los azudes del río, en el que
aparece el que llaman “azud de molino” con su inconfundible forma curva, muy
diferente al resto de pequeñas presas que son todas rectas.
Pero lo importante es ahora que,
gracias a la actuación del Ayuntamiento, la presa vuelve a ser visible,
convirtiéndose otra vez en un recurso patrimonial que debería ser objeto de
protección, mediante su declaración como Bien Catalogado o como Bien de Interés
Local. Al mismo tiempo, se podría colocar junto al puente un cartel explicativo
con los datos sobre sus características, de manera que facilitase su
contemplación a las personas que hasta allí se desplazan, tanto de Borja como
de otros lugares.
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