viernes, 21 de mayo de 2021

Las piedras del dragón de Ambel

         El Instituto de Estudios Altoaragoneses nos ha remitido Sacra Saxa II. Las piedras sagradas de la península ibérica, una publicación recoge todas las ponencias presentadas al II Coloquio Internacional sobre esta cuestión que, bajo la coordinación de D. Martín Almagro-Gorbea y D. Ángel Gari Cruz, se celebró en Huesca en noviembre de 2019, como continuación del que se llevó a cabo tres años antes.

         No cabe duda de que, en los últimos años, ha crecido el interés por la catalogación y estudio de esas piedras para las que se ha propuesto una ficha tipo, a pesar de los diferentes tipos en los que podrían englobarse, como se destaca en la presentación, dado que abarcan desde aquellas que podríamos situar en el ámbito de la Arqueología hasta las que se relacionan con mitos y creencias que corresponden al mundo de la Etnología.


         Dentro de estas últimas están las peñas del dragón de Ambel a las que hizo referencia Alberto Serrano Dolader en su ponencia “Piedras con rondalla en Zaragoza: Dragones y diablos”, relatando la historia de ese lugar en el que, según la leyenda, trabaron lucha un feroz dragón y San Sebastián a caballo (no San Jorge, sino San Sebastián), dejando sus huellas grabadas en la roca.

         Pero también mencionaba la “Peña del Diablo” de Tabuenca a la que sus vecinos arrojaban piedras “para matar al diablo” y, por supuesto, el fabuloso origen del castillo de Trasmoz.

         Es llamativo, sin embargo, que nuestro amigo Alberto no hiciera referencia a la “Era del Diablo” de Borja ni al antiguo pilar del camino del Santuario donde estaba enterrada la cabeza del diablo y al que también era costumbre arrojar tres piedras.

         Pero, aún lo es más que, ni en ese congreso ni en ningún otro lugar, se haya prestado atención a esa “piedra de sacrificios” que dio a conocer D. Federico Bordejé. En una ocasión lo comentamos en un artículo sobre Bordejé en el Boletín Informativo del Centro y un conocido profesor universitario nos acusó de amigos del género gore. No sabemos si dedicará los mismos epítetos a los organizadores de este coloquio en el que se han presentado varios ejemplos de piedras de características similares a la existente en Bulbuente. Por nuestra parte, hoy como entonces, tan solo nos limitamos a comentar lo que otros dicen sin decantarnos por algo que, por el momento, carece de evidencias arqueológicas en la mayoría de los casos.


 

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