Cuando aún no se habían apagado los ecos del homenaje que, al cumplir los 100 años el 14 de febrero, se le había tributado en la residencia de Magallón donde residía, ayer recibimos la visita de su hijo quien nos comunicó el fallecimiento de su padre D. Ángel Borobia Tolosa el 7 de junio pasado. No lo sabíamos y nos causó una profunda impresión, dado que a pesar de su avanzada edad, Ángel se encontraba en aceptables condiciones físicas y mentales.
A través de las fotografías que nos remitió Pedro Domínguez Barrios pudimos verlo, en compañía de su esposa Dª. Carmen Ruberte Latorre, disfrutando con las palabras que le dirigió el Sr. Alcalde D. Víctor Manuel Chueca y con los obsequios que le entregaron.
Su
fallecimiento viene a cerrar una etapa de nuestra vida, ya lejana, en la que
compartimos con él muchas ilusiones culturales porque, no en vano, luchó por
dignificar la cultura popular de nuestra comarca y poner de manifiesto la
importancia de esa artesanía de la que fue maestro excepcional. Por esas y
otras razones, la Excma. Diputación Provincial le concedió, en 1974, el Premio “Santa
Isabel”.
Lo
único que no consiguió fue que su alfar se conservara como monumento y homenaje
a una actividad artesanal que fue en el pasado símbolo de Magallón. Siempre le
apoyamos en sus propósitos y todavía esperamos que, en el lugar que se estime
conveniente, puedan exponerse todas las piezas que elaboraron los alfareros de
esa localidad, desde las más antiguas a las más recientes.
Para
el Centro de Estudios Borjanos fue siempre un colaborador inestimable y uno de
los impulsores de aquellas primeras ediciones de la Feria de Arte y Artesanía
de la plaza del Mercado (porque hubo más de las que indica la actual
numeración), a las que se desplazaba con su torno y, en los soportales de la
plaza, sorprendía a niños y mayores levantando las piezas de barro que con
tanta facilidad elaboraba.
El
recuerdo del amigo que ahora se nos va permanecerá vivo en esas piezas que conservamos
en la Casa de Aguilar, algunas de las cuales firmó personalmente. También nos
quedarán esas lecciones de filosofía práctica que nos impartía.
A su
esposa y a sus hijos todo nuestro cariño en estos momentos siempre tristes de
la despedida de un ser querido. D. E. P.
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