Recuerdo de don Pablo Pérez Montorio

 

         Poco a poco, vamos reuniendo pequeños recuerdos de aquel benemérito sacerdote borjano que fue D. Pablo Pérez Montorio, cuya memoria quisieron borrar eliminando su nombre del callejero de nuestra ciudad, aunque se olvidaron de retirar la placa.

         Formado en el Seminario de Tarazona y, posteriormente, Licenciado en Derecho Canónico y en Lenguas Clásicas por la Universidad de Comillas, fue un hombre de reconocido prestigio y brillante oratoria, que renunció en varias ocasiones a la consagración episcopal, porque su única ilusión era vivir en la ciudad donde había nacido, desempeñando una modesta plaza de beneficiado en Santa María.

         Pero, apenas conservamos testimonios de su vida pues, cuando escribimos su reseña biográfica para nuestro Diccionario, no pudimos hacer constar ni la fecha de su nacimiento, ni la de su muerte. Tampoco tenemos ninguna otra fotografía que la que reproducimos.

         Por eso, nos ha hecho ilusión recibir este sencillo recordatorio de sus Bodas de Oro sacerdotales. Editado en la imprenta de Borja, lleva fecha de 22 de febrero de 1952, por lo que su ordenación tuvo lugar en 1902.

         Llama la atención el texto, sin duda redactado por él: Con frases del real Profeta os suplico, amigos míos, que “engrandezcáis conmigo al Señor y todos unánimes ensalcemos su nombre” en el quincuagésimo Aniversario del día en que Jesucristo se dignó elegirme para administraros su Cuerpo, su Palabra y su Perdón.

         La frase elegida para dar gracias a Dios corresponde al versículo 4 de Salmo 34, atribuido al rey David (el real Profeta que menciona) que, en la versión actual de la Sagrada Biblia, editada por la Conferencia Episcopal Española, dice así “Proclamad conmigo la grandeza del Señor, ensalcemos juntos su nombre”.

         La que sigue, constituye una síntesis perfecta de la labor de un sacerdote: administrar el Cuerpo, la Palabra y el Perdón, en nombre de Jesucristo o lo que los mismo, proclamar su palabra y ser ministro de los Sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación o Penitencia.