sábado, 5 de junio de 2021

Un proyecto frustrado


         Hace dos días destacamos el acierto que había supuesto la recuperación de la calle Mateo Sánchez y la adecuación de varios espacios ajardinados en torno a la misma. Curiosamente, nuestras opiniones no son compartidas por todos, como lo demostró un comentario formulado, a través de Facebook, sobre el tipo de pavimentación elegido que, por otra parte, no dista mucho de habitual en otros cascos históricos de toda España.



         Pero hoy queremos referirnos a otro espacio situado en la calle de San Bartolomé que también fue concebido para el disfrute colectivo, aunque compatibilizándolo con el de aparcamiento, para el que se reservaba una zona. Esa convivencia siempre resulta imposible, en detrimento del peatón y hasta de la vegetación, como quedó demostrado por los avatares sufridos por aquel arbolito que terminó sucumbiendo por el acoso al que fue sometido por los coches. Del que fuera definido como “jardín colgante” no queda nada y todo el espacio es ocupado por los coches que, en ocasiones, llegar a cerrar al acceso a las escaleras que conducen a la calle Trébedes.



         Al fondo se dispusieron unas rejas que cerraban unas cavidades con agua que, iluminadas, tenían cierto encanto. Pero las luces se apagaron hace tiempo y allí se acumulan las latas y otros desperdicios. Además, al llegar la noche toda la zona ha estado sumida en la oscuridad desde hace mucho tiempo.




         Los desprendimientos que se producen en otro sector supone, además, un grave riesgo para quienes se aventuren por esos lugares, incitados tal vez por el deseo de ver que hay tras unas llamativas rejas.



         Las pintadas, los cubos de basura, determinados cerramientos y el sector pendiente de rehabilitar de la citada calle de Trébedes constituyen también un testimonio de una reforma que, proyectada y realizada con la mejor intención, no se ha visto culminada por el éxito sirviendo, únicamente, para algunos eventos como el Festival Amante o la recreación histórica, despejada para esas ocasiones de los vehículos que la invaden.





 

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