martes, 1 de junio de 2021

Nuevos datos sobre José de Casanova

 

         Magallón puede enorgullecerse de tener entre sus hijos más ilustres a José de Casanova, uno de los más importantes calígrafos españoles, al que incluimos en nuestro Diccionario Biográfico, aunque en aquellos momentos los datos de los que disponíamos eran escasos e incluso equivocados (por lo que respecta a la fecha de nacimiento). Nos habíamos basado en la información ofrecida por Latassa y la voz que le dedicaba la enciclopedia Espasa.

         Ahora, hemos conocido y encargado el Diccionario Biográfico y Bibliográfico de Calígrafos Españoles que escribió D. Emilio Cotarelo y Morí, publicado en 1913 tras haber sido galardonado por la Biblioteca Nacional en un concurso público celebrado en 1906.


         En primer lugar, D. Emilio Cotarelo dio a conocer que era hijo de Juan de Casanova y de María Perez, una familia hidalga de Magallón que tuvo cuatro hijos, todos ellos separados por un intervalo de dos años. En 1611 nació el mayor, al que se le puso el nombre de Juan, como el padre. En 1613 nació José, que fue bautizado el 20 de marzo de 1613 por D. Pedro Arnal, vicario de la parroquia, siendo padrinos Mateo Casalesar y Ángela Gimeno. En 1615 nació María y, dos años después, el menor de los hijos que se llamó Pedro.

         Las armas de la familia que aparecen sobre su retrato en el grabado con el que se abría su obra, a la que luego me referiré, eran una faja de plata cargada con tres estrellas de sable sobre campo de azur.

         Pero, ser de familia hidalga que había probado su nobleza ante la Real Audiencia no era sinónimo de fortuna, sino que por el contrario sus limitados recursos obligaron a José a abandonar su casa de Magallón, llevando como principal dote las virtudes que figuraron en su lema: “Labor et constantia”, trabajo y constancia o tenacidad, merced a las cuales pudo labrar su fama.

         Se ignora donde aprendió el arte de la caligrafía y quiénes fueron sus maestros. D. Emilio Cotarelo aventuraba la posibilidad de que hubiera iniciado su aprendizaje en Magallón. Que allí aprendió las primeras letras y algo más, pero tuvo que ser alguno de los buenos calígrafos que por entonces había en la capital aragonesa quien le formara como calígrafo.


         Era muy joven todavía cuando inició su andadura profesional por diversos lugares de España, viviendo siempre del manejo de su pluma, hasta que vino a obtener empleo como oficial de un secretario de la Real Chancillería de Valladolid, de donde hacia 1639 pasó a Madrid.

         Con el título de maestro abrió escuela que pronto alcanzó gran renombre, llegando a contar en 1642 con 93 alumnos de “escribir y contar” y 48 “solo de leer”. Un año antes había contraído matrimonio con Dª. Isabel del Pino, hija de D. José del Pino y Dª. María de la Cruz aunque ambos fallecidos.


         Casanova había alcanzado el más alto grado de su profesión, el de examinador y comenzó a preparar la obra que le dio fama, la Primera parte del Arte de Escribir que publicó en 1650, dedicándola a Felipe IV.



De la minuciosidad que caracterizaba su trabajo constituye buena prueba el que no confiase en ningún grabador para las ilustraciones de su libro, aprendiendo ese oficio con gran esfuerzo, de manera que las 30 láminas de escritura que se insertan fueron realizadas personalmente por él. Únicamente aquella en la que aparece su retrato se encargo de grabarla Pedro de Villafranca.


         Pero, Casanova emprendió otros negocios gracias a los cuales pudo acrecentar su fortuna. Uno de ellos fue la contrata para abastecer a las carbonerías de la Corte con el carbón que fabricaba con la leña cortada de un monte de la localidad de la Torre de Esteban Hambrán, en la provincia de Toledo.

         La dedicación a sus empresas le obligó a clausurar su escuela y a presentar su renuncia como examinador, dedicándose muchos años a los negocios con el suficiente éxito para ser considerado un hombre rico.

         A través del testamento otorgado en 1685, sabemos que tuvo los siguientes hijos: Antolín, casado con Dª. Juana de Peñas; José Antonio (fallecido al otorgar el testamento) que contrajo matrimonio con Dª. Francisca de Peñas (no era hermana de su concuñada); Josefa, monja profesa del convento de la Piedad Bernarda de Vallecas; Casiano, religioso profeso franciscano. 



         Todavía vivió hasta el 7 de marzo de 1692, fecha en la que falleció cuando estaba a punto de cumplir los 79 años. Miembro de la Congregación de San Casiano de la que formaban parte los calígrafos y de la Venerable Orden Tercera, fue amortajado con el hábito de ésta y enterrado, como había dispuesto, en el convento de los Agonizantes de San Camilo que estaba en la calle Fuencarral. Fundado en 1643 fue derribado en 1836, tras la Desamortización.


         Sus restos desaparecieron pero su recuerdo permanece en su obra y hasta en la Literatura, dado que su fama le hizo acreedor a composiciones laudatorias de ilustres poetas, entre ellos D. Pedro Calderón de la Barca que dedicó al ilustre magallonero el siguiente soneto:

         De cuantas artes, cuantas ciencias fueron

         alma del mundo origen excelente,

         fue aquel callado idioma que elocuente

         o papeles o láminas nos dieron.

 

         Pues en doctos caracteres pudieron

         hacer de lo pretérito presente,

         hablar lo mudo y percibir lo ausente,

         los que en la estampa a no morir murieron,.

        

         Luego si da el que talla o el que escribe

         duraciones que el tiempo no consuma,

         por quien su autor segundo ser recibe.

 

         Tu magisterio de inmortal presuma,

         ¡Oh Joseph! Desde hoy, pues desde hoy vive

         la edad de tu buril y de tu pluma.








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