martes, 18 de enero de 2022

Cuando el arco de San Francisco se hundió

 

         El arco de San Francisco es uno de los monumentos más representativos de nuestra ciudad, correspondiendo a una de las puertas del antiguo recinto murado, concretamente la de mayor importancia, a través de la cual accedían al casco urbano los personajes relevantes que nos visitaban.


Fue el Dr. D. Javier Martínez Molina quien lo estudió, dando a conocer que fue realizado por Agustín Sanz Alós, uno de los más destacados arquitectos aragoneses de la segunda mitad del siglo XVIII que, también intervino en otras obras proyectadas en Borja, concretamente el mesón que estaba ubicado en la plaza de San Francisco, muy cerca del arco, que no llegó a terminarse pero del que han quedado restos del mismo en las viviendas que se edificaron posteriormente.


         La edificación del que ha llegado hasta nosotros se llevó a cabo entre 1795 y 1796, pero lo que ignorábamos era la razón por la que Ayuntamiento borjano acometió la obra. Fue D. Carlos García Viñal quien realizando un interesante trabajo sobre la población de Borja en el siglo XVIII. analizando los registros parroquiales, quien encontró la noticia del derrumbamiento del arco el 1 de marzo de 1795.

De este trágico suceso, del que no teníamos noticia hasta ese momento, dimos cuenta en un artículo publicado en este blog en 2011. Fue trágico porque el inesperado derrumbamiento del arco, alcanzó a dos personas que transitaban en ese momento, bajo el mismo.

Una de ellas era Manuel Belsué, natural de Borja y la otra, un sacerdote francés, “Don Juan Baisieres” (Jean Bessières), que había sido vicario regente de la parroquia de Saint-Georges de Montbarla, perteneciente al obispado de Cahors, en la región actual de Midi-Pyrénées. En aquellos momentos, Francia y España se enfrentaban en la llamada guerra de la Convención. El triunfo de la Revolución en el país vecino había provocado el exilio de muchos sacerdotes y religiosos. El abate citado había llegado a Borja, como refugiado, y se alojaba en el convento de San Francisco, desde donde se dirigía al centro de la población, cuando murió aplastado.



         Recordamos que el arco estuvo a punto de ser demolido a finales de la década de los años 60 del pasado siglo. El empeño del Centro de Estudios Borjanos logró que al menos se conservara la fachada anterior. Muchos años después, durante el último mandato de D. Luis María Garriga se acometió su completa rehabilitación, según proyecto del arquitecto municipal D. Carlos García Toledo.




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