Leído en Heraldo de Aragón

 

         Hay varios temas que, en estos momentos, preocupan a todos. Uno de ellos es el de pandemia y sus consecuencias o coincidencias, entre las que no se debe descartar el riesgo de un enfrentamiento bélico que, como ya hace mucho tiempo modelizó nuestro Presidente, suele acompañar a este tipo de crisis.

         Pero, ciñéndonos a los aspectos estrictamente sanitarios, Heraldo de Aragón publicó ayer en su sección de “Cartas al Director” la que, con el título “El virus y las aulas” firmaba D. José Antonio Cuadal Borao, desde Mallén.

         La carta, de la que ofrecemos únicamente el inicio es interesantísima, dado que desde la óptica de un profesor comenta uno de esos “mantras” que se han difundido últimamente, según el cual “debemos aprender a convivir con el virus e ir normalizando la situación”.

         El autor de la carta, docente de profesión, se pregunta si quienes lo pregonan conocen el sufrimiento que padecen quienes tienen que enseñar en clases con las ventanas abiertas, luchando para que los niños respeten las normas sanitarias y con la incertidumbre de esos contagios que han provocado el cierre de muchas aulas.

         Ante el aluvión de noticias e informaciones que se ofrecen cada día para el siguiente afirmar lo contrario, no es de extrañar el hartazgo y la desconfianza que comienza a apoderarse del “personal”.

         El otro artículo que nos ha parecido interesante fue publicado el pasado viernes. Lo firmaba D. José Ayesa Zordia, que fue el anterior Alcalde de Novillas, una localidad que viene padeciendo reiteradamente las consecuencias de las crecidas del Ebro, que anega extensas zonas de su término municipal.

         El artículo que lleva por título “¿Qué hacemos con el Ebro?” plantea con claridad el problema y afirma que no se pueden aplicar las mismas leyes a nuestros ríos que a los de otros países. Señala que la situación es insostenible, viniendo a demostrar que “la ecología a veces desconoce las situaciones a las que nos empuja la realidad”. Aboga por intervenir antes de que sea demasiado tarde y nos hayamos cargado “una de las huertas más productivas del mundo”.