jueves, 6 de octubre de 2022

Visita al castillo de Ablitas

 

         La Asociación “Patrimonio de Ablitas”, a la que ya hemos hecho referencia en este blog, viene desarrollando una gran actividad en esa localidad navarra, entre la que destacan sus visitas guiadas por los principales monumentos.

         Ahora, D. José María Belsué ha participado en la que tuvo lugar recientemente, con los miembros de la Asociación vestidos de época y cuyo destino final fue el castillo, cuya torre ha sido restaurada recientemente.



         La visita comenzó en la plaza de los Fueros, donde se encuentra el magnífico palacio de los condes de Ablitas, para dirigirse desde allí a la iglesia parroquial de Santa María Magdalena, de origen medieval, aunque remodelada en el siglo XVI, en la que destaca su hermosa torre. A ella y a otros monumentos de esa localidad ya dedicamos un artículo, a raíz de la visita que efectuamos en abril pasado.

 




         Lo que no vimos entonces fue esta bonita plaza del Olmo que, en uno de sus muros, muestra un poema de Antonio Machado. Allí los participantes en la visita escucharon las doctas explicaciones del Dr. D. Francisco Santos Escribano.





         Tras retornar a la plaza de los Fueros, bajo su dirección iniciaron el ascenso hacia el castillo, atravesando alguno de los curiosos pasadizos que se conservan en el casco urbano.




         Llegaron así al castillo, donde el resto más importante que se conserva es la torre a la que hemos hecho referencia anteriormente, en la que el resultado de su restauración resulta llamativo por el revestimiento de piedra artificial con la que ha sido dotado, en sustitución de los primitivos sillares desaparecidos.

 



         Para hacernos una idea del alcance de esta restauración mostramos aquí el estado inicial en el que se encontraba y el resultado final. Es como si, en Borja, a partir del lienzo de sillares que se conserva en el castillo se tomara la decisión de revestir toda la roca con piedra artificial, reproduciendo su estado original.




         Una vez en el interior pudieron contemplar ese gran pilar que sostiene una bóveda de sillares, en este caso originales, al igual que todos sus muros que ahora son recorridos por una escalera metálica.





El castillo tiene, excavadas en la roca, otras dependencias no todas practicables. Entre ellas pudieron ver el gran aljibe, abierto al antiguo patio de armas y el horno.



         En el interior del aljibe Felipe Martínez les sorprendió con una excelente interpretación del aria “Nessum dorma”, del acto final del Turandot de Puccini, con la que y con la lectura de unos textos se dio término a esta interesante visita que tendrá continuidad con otras programadas durante los próximos meses.



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