Esa costumbre foránea, conocida como Halloween, ha terminado por imponerse entre nosotros en la noche anterior a Todos los Santos, desplazando en muchos sitios a la tradición de la “Noche de Difuntos” que tiene lugar al día siguiente. Ni el sentido ni la fecha coinciden, pero así es la vida.
El caso es que, el largo puente y el
buen tiempo que nos acompaña durante este otoño ha hecho posible que todos los
establecimientos hoteleros de la zona estén completos y que, en ellos, también
se haya optado por una estética propia de la fiesta.
Este era el aspecto que ayer presentaba
el patio interior del palacio de Bulbuente, un hotel con encanto en el que
hasta la escultura de Perseo que lo preside había sido convertida en fantasma. ¡Si
Cellini levantara la cabeza y viera al guapo aprendiz que le sirvió como
modelo, oculto bajo esa sábana…!
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