jueves, 13 de octubre de 2022

Catalina de Aragón en Alcalá de Henares

 

         Catalina de Aragón (1485-1536) fue la hija menor de los Reyes Católicos y, acompañando a sus padres, estuvo en Borja en 1492, tal como se recuerda en la recreación histórica que tiene lugar todos los años. Tenía entonces 7 años y sería de aspecto parecido a lo como aparece en este retrato de Juan de Flandes que se conserva en el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza de Madrid que fue pintado tres o cuatro años más tarde.


         Catalina nació el 16 de diciembre de 1485 en el Palacio Arzobispal de Alcalá de Henares, donde se encontraban alojados en aquel momento los Reyes. Fue bautizada por el cardenal Mendoza en la entonces colegiata de San Justo y Pastor, actual catedral, y en honor a la recién nacida se organizaron grandes fiestas en el palacio y justas en la ciudad. Acababa de cumplir dos meses de edad cuando, el 22 de febrero de 1486, la Corts abandonó la ciudad camino de Galicia.



Alcalá la recuerda con una estatua en bronce, obra del escultor Manuel González Muñoz, que fue colocada en 2007 junto al palacio en el que nació, actual sede del Museo Arqueológico Regional.


         En la placa en bronce, situada en su base puede leerse: “Catalina de Aragón. 1485-1536. Alcalaína. Infanta de Castilla. Reina de Inglaterra. Alcalá de Henares, 2007”. Otra placa en la fachada recuerda también su nacimiento en ese lugar.


         Junto a la entrada de ese palacio había sido colocada en 2004, con motivo del V Centenario del fallecimiento de su madre la reina Isabel la Católica una estatua, realizada por el escultor Santiago de Santiago, en cuya placa puede leerse: “La ciudad de Alcalás de Henares a la reina Isabel la Católica (1451-1504). Ayuntamiento de Alcalá de Henares 2004”.



         Todo ello lo recordábamos el pasado domingo paseando por los alrededores de aquel impresionante complejo arquitectónico que se perdió para siempre, a consecuencia del pavoroso incendio declarado el 11 de agosto de 1939, poco después de finalizar la Guerra Civil.



         En ese histórico edificio se encontraba ubicado el Archivo General Central de España, el más importante tras el Archivo de Simancas y el de Indias en Sevilla. Nada menos que cerca de 140.000 legajos correspondientes a sus tres secciones: Ministerios, Clero y Tribunal de Cuentas, se conservaban en su interior.

         Durante la guerra, el edificio sirvió también como cuartel de una unidad de carros de combate, almacenando allí material altamente inflamable que, al terminar la contienda no fue retirado, a pesar del peligro que entrañaba.

 




         El incendio calcinó las venerables estancias diseñadas por Alonso de Covarrubias y la escalera monumental por la que había caído el Príncipe Carlos, pero lo más terrible fue la pérdida de toda la documentación allí almacenada. La investigación abierta a raíz de la catástrofe, en la que falleció un bombero que participó en las labores de extinción, finalizó sin encontrar culpables, achacando lo ocurrido a la imprudencia de un niño.


         En cuanto a la infanta que ha dado origen a este comentario, hay que recordar que fue prometida al príncipe Arturo de Inglaterra con quien contrajo matrimonio a los 17 años, pero desgraciadamente el esposo falleció a los seis meses.

         El hermano de Arturo, el futuro rey Enrique VIII, se enamoró de ella y se convirtió en su nuevo marido. Todo fue relativamente bien durante 14 años hasta que el rey se fijó en Ana Bolena, iniciando una trágica deriva que terminó con sucesivos crímenes y la separación de la Iglesia de Inglaterra, por haberse negado el Papa a anular su matrimonio con Catalina de Aragón.

         Habían tenido seis hijos, cinco de los cuales (entre ellos tres varones) nacieron muertos o fallecieron a las pocas horas. Sólo sobrevivió María, futura reina de Inglaterra, a la que no le permitieron ver a su madre que, hasta su muerte, vivió recluida y enamorada de su marido.

         Catalina era una mujer extremadamente culta que hablaba varios idiomas (entre ellos francés, latín y griego) y se relacionaba con los más destacados intelectuales de la época. Para ello había recibido una esmerada educación y era muy aficionada a la lectura por lo que destacaba entre las mujeres de su época.



         Para terminar, debemos hacer mención que fue en este palacio donde los Reyes Católicos recibieron por vez primera a Cristóbal Colón. Fue el 20 de enero de 1486, cuando el futuro almirante que, venía siguiendo a la comitiva real desde Córdoba (los Reyes llegaron a Alcalá el 24 de octubre de 1485, les informó sobre su proyecto de llegar al continente asiático navegando por el Atlántico.  


         Aquí, también, la reina Juana I de Castilla dio a luz el 10 de marzo de 1503, a su hijo Fernando que, por haber sido educado en España, tuvo partidarios que lo preferían como rey a su hermano Carlos, el futuro Carlos I de España y V de Alemania. A pesar de haber sido apartado para facilitar la llegada al trono de Carlos, terminó convirtiéndose en su sucesor como emperador de Alemania.



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