Entre las donaciones recibidas recientemente en nuestro Centro, destacan dos cartillas educativas que llegaron a nuestra ciudad en el marco de una de las Cátedras ambulantes organizadas por la Sección Femenina que, en su momento, tuvo un amplio eco.
Las llamadas “Cátedras Ambulantes” eran
unos cursos de dos meses de duración que, en localidades del ámbito rural, llevaban
a cabo instructoras de la Sección Femenina. Dirigidas a las mujeres, abordaban
diversas materias, gozando de especial interés las de Cocina, haciendo uso del
famoso recetario que continuó editándose cuando ya se había extinguido la
organización que lo había creado. Se enseñaban manualidades y se dedicaba
también mucha atención al fomento de la Higiene y a la Puericultura.
Las “Cátedras” y la labor desarrollada por
la Sección Femenina ha sido objeto de varios estudios recientes, entre los que
queremos mencionar el Trabajo de Fin de Máster de Irene Pérez Martín,
presentado en la Universidad de Zaragoza, en el que inserta una relación de
todas las localidades de la provincia que contaron con esos cursos, aunque no
menciona a Borja, donde tenemos constancia cierta de que los hubo, al menos en una
ocasión.
Una de las cartillas a las que nos
estamos refiriendo es la que lleva por título Cartilla de la Madre, surgida
en el marco de una campaña de “Lucha contra la mortalidad infantil” que, en
aquellos años, era un problema preocupante.
Ilustrada con sencillos dibujos,
ofrecía breves consejos para el cuidado de los niños en diferentes etapas de su
crecimiento: durante los primeros cinco meses; de cinco a ocho meses; de ocho a
doce meses; y de uno a dos años. Al mismo tiempo se explicaba la forma de
evitar las diarreas del verano y la tuberculosis, otra de las plagas de la
época; todo ello acompañado de un calendario de las vacunaciones obligatorias
por aquel entonces.
La otra publicación es la Cartilla de Higiene que,
como la anterior, tuvo una gran difusión con varias ediciones. Había sido
presentada en 1953, dentro de la Campaña de Higiene emprendida por la Sección
Femenina para mejorar las condiciones del medio rural.
Sus características eran muy similares,
en forma de pequeños mensajes, ilustrados con sencillos dibujos, a través de
los cuales se preconizaban actuaciones higiénicas que hoy pueden parecernos
sorprendentes, pero hay que tener en cuenta que, en aquellos momentos, no había
servicios domiciliarios de abastecimiento de agua ni alcantarillado, de ahí que
se incidiera en el baño y el lavado de las manos “sin necesidad de instalaciones
costosas”.
Aire, sol y agua eran los elementos
recomendados para una higiene de la vivienda. Asimismo, se insistía en la higiene
del vestido y de la alimentación, junto con el lavado de los dientes, práctica
que muy pocas personas llevaban a cabo y no nos referimos a épocas remotas,
sino a otras mucho más próximas, lo que incidía en el gran deterioro de las
dentaduras de la mayor parte de las personas.
Curiosas publicaciones que hemos
incorporado a nuestros fondos, como recuerdo de un pasado no demasiado lejano
que, algunos de nosotros, hemos conocido.
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