En la mañana del pasado sábado, cuando la nieve cubría los campos, un grupo de miembros del Centro de Espeleología de Aragón (CEA) decidió realizar una visita al interior de la cueva de Valjunquera en Ambel.
Entre ellos se encontraba Fernando
Martínez y ha sido su hermana María Ángeles la que nos ha remitido las imágenes
que hoy damos a conocer.
Como muchos de nuestros lectores conocen,
la cueva de Valjunquera es el lugar más cercano a Borja en el que poder
iniciarse en el deporte de la Espeleología. Es una cueva bonita y relativamente
sencilla de recorrer. Antes de que existiera el Grupo de Espeleología Borjano, nuestro
Centro llevó a cabo dos visitas a la misma hace más de cincuenta años, que fueron,
en cierto modo, pioneras tras el primer levantamiento del plano de la misma por
un ciudadano francés, cuando se pretendió que el agua de la cueva sirviera para
el abastecimiento de Ambel.
Transcurridos tantos años desde nuestras visitas a la cueva,
a la vista de estas imágenes nos hemos preguntado que lo que, entonces, nos
parecía fácil, ya no lo sería ahora. El tiempo no transcurre en vano.
Sin duda, hay cuevas mucho más
espectaculares, pero para nosotros visitar Valjunquera era adentrarnos en un
mundo desconocido y vivir la experiencia de descubrir el impresionante silencio
de las “profundidades”. Después, la cueva fue uno de los destinos habituales
del Grupo de Espeleología Borjano, que recorrió todas las de la zona y se
desplazó a remotos países.
Por su interior discurre un río con dos
sifones. Uno de ellos era asequible para nosotros, el otro no, siendo siempre
el final del recorrido por la cueva. El nivel del agua varía de una época a
otra. Ahora, nos dicen que no era demasiado elevado, lo que posiblemente pueda
ser explicado por la escasez de lluvias que hemos padecido en los meses
pasados.
Esta es la foto de grupo de los
espeleólogos, provistos del equipo necesario para realizar este tipo de visitas
que no están al alcance de cualquiera. De ahí, la conveniencia de disuadir a
quienes carezcan de la preparación indispensable. No sería la primera vez en
que se produjeran percances, a causa de una imprudencia.
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