Ayer comentamos una obra, sobre la caída de España, de la que fue autor Eusebio Vela, el que fuera esposo de la actriz borjana, del siglo XVIII, Tomasa Manje. Hoy queremos referirnos a un personaje relevante, especialmente vinculado históricamente con nuestra zona: El Excmo. Sr. D. Íñigo de Castellano y Barón, conde de Fuenclara, de Monteagudo de Mendoza y Grande de España.
Reconocido historiador es autor, entre otras obras, de la que lleva por título Egilona. Entre dos mundos, en la que aborda la figura de la esposa de D. Rodrigo y, por lo tanto, última reina visigoda de España. Es, asimismo, colaborador del digital La Crítica, donde publica numerosos artículos de interés histórico, uno de los cuales fue el que motivo que se pusiera en contacto con nosotros.
Hace años, el Centro de Estudios
Borjanos publicó la biografía del V conde de Fuenclara, D. Pedro Cebrián y
Agustín, virrey de Nueva España que, como es sabido, había nacido en Luceni.
Los Fuenclara eran también señores de Maleján y de la mitad de Albeta. En Borja,
emparentaron con la familia Vera, propietaria de la Casa de las Conchas y de
una hermosa finca, conocida como “El Palacio”, en la que residían durante la
temporada estival.
Pero, el interés del actual conde de
Fuenclara era darnos a conocer una curiosa anécdota de otro familiar suyo D. Tomás
Castellano y Villarroya, que fue Diputado a Cortes por la circunscripción de
Zaragoza-Borja, durante varias legislaturas, al igual que lo había sido su
padre D. Tomás Castellano Echenique.
Pero, también, fue ministro de Ultramar en tiempos de la
regencia de María Cristina de Habsburgo-Lorena y posteriormente ministro de
Hacienda en el reinado de Alfonso XIII, y Gobernador del Banco de España.
En el artículo al que estamos haciendo referencia, que puede
leerse a través de este enlace, D. Íñigo Castellano nos ofrece un sorprendente
rasgo de honradez, protagonizado por nuestro diputado.
Resulta que había puesto en venta una importante finca que
poseía en la provincia de Huesca. Encontró un comprador que le pagó el precio
pactado por ella. Pero como se relata en
el artículo “transcurrido un tiempo, y estando en un Consejo de Ministros,
casualmente se decidió la expropiación de una franja de tierra de la finca que
justamente meses antes había vendido, para trazar una línea férrea que dividía
en dos partes el mencionado campo con la correspondiente minusvalía que aquella
partición produjo.
Sin pensarlo dos veces, a la salida del Consejo, consciente
de la merma económica que la decisión gubernamental producía en el valor
patrimonial de la finca que vendió, se puso en contacto con el comprador y le
hizo saber la decisión tomada y la minusvalía que la misma podía producirle,
por lo que le ofreció devolverle el dinero recibido en la compra-venta para que
no hubiera perjuicio alguno para su adquirente. Así fue que la operación se
rescindió y el comprador agradeció el noble gesto del político.”
Magnífico ejemplo de un político que resulta de interés
recordar en unos momentos en el que estos comportamientos no resultan
habituales.
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