miércoles, 31 de enero de 2024

Muchas de nuestras ermitas sin protección

 

         La conferencia que el próximo mes de marzo pronunciará en la Casa de Aguilar la Profª. Dª. Carmen Díez González, de la Universidad de Extremadura, sobre ermitas, nos ha motivado para revisar el estado en el que se encuentran las de nuestra comarca, por lo que respecta a su protección como monumentos.

         Salvo error u omisión, son 19 las existentes en los siguientes municipios: Agón (1); Ainzón (1); Ambel (1); Borja (4); Bulbuente (1); Fréscano (1); Fuendejalón (2); Magallón (2); Mallén (1); Pozuelo de Aragón (1); Tabuenca (3); y Talamantes (1).

         Entre ellas, las hay de distintas épocas y estilos arquitectónicos, existiendo también considerables diferencias en cuanto a sus dimensiones.



         De todas ellas, la única que tiene la consideración de Bien de Interés Cultural es la de la Virgen de la Huerta de Fréscano, un templo medieval (ampliado en el siglo XVII), que conserva unas pinturas murales, entre las que destaca el calendario descubierto en el intradós de uno de sus arcos.

 

         Otras dos tienen la consideración de “Bien Catalogado del Patrimonio Cultural Aragónes”, inferior a la de BIC. Una es la de la Virgen de Gañarul en Agón, un monumento mudéjar que estuvo a punto de desaparecer, hasta que fue restaurada por el Gobierno de Aragón, aunque queda pendiente la rehabilitación de su interior.

 


         La otra ermita protegida es la ermita del Rosario de Ambel, un templo de considerables dimensiones que, en la actualidad, es utilizado como parroquia sustitutoria. Edificado en el siglo XVIII sobre un templo anterior mudéjar, del que se ha conservado la torre; es ésta la que fue declarada Bien Catalogado.

 

Aragón y lo más llamativo es que 7 de ellas ni tan siquiera aparecen mencionadas en el SIPCA (Sistema de Protección del Patrimonio Cultural Aragonés.

De todas ellas, la que más preocupación nos suscita es la ermita de San Sebastián de Ainzón, un importante templo medieval convertido en corraliza y almacén agrícola que está a punto de desaparecer.

 


         Pero en el caso de Borja, el SIPCA presenta muchas deficiencias y, por ejemplo, no incluye a la ermita del Sepulcro, aunque sí aparece la de San Jorge que es un monumento mucho más antiguo que quizás debería ser catalogado.

 

         Pero lo que nos parece sumamente llamativo es que la ermita del Calvario no haya sido declarada “Bien Catalogado” o incluso BIC, porque ¿Cuántos templos de planta circular y de estas características hay en Aragón?

         Otro tanto cabría decir del Santuario de Misericordia, con el conjunto formado por su iglesia y el contiguo Caserón, cuya importancia hemos resaltado en numerosas ocasiones.

 



         Si aparece la ermita de San Bartolomé de Bulbuente, que hace tiempo fue desacralizada y transformada en Centro de Día, dividiendo su interior en dos plantas, aunque conservando toda la estructura del edificio.

 


         En el caso de Fuendejalón, hay dos ermitas de muy diferente consideración. La de la Virgen del Castillo, Patrona de la localidad, es un monumento importante, entre otros motivos por las pinturas murales existentes en la nave central, crucero y cúpula lo que, en nuestra opinión, debería ser tramitado el correspondiente expediente de declaración monumental.

         Distinto es el caso de la ermita del Calvario, aunque al menos tendría que figurar en el SIPCA donde se han incluido elementos de menor interés de esta localidad.

 


         Un caso también llamativo es el de Magallón, donde la ermita de San Sebastián no figura en el SIPCA, a pesar de su interés monumental e histórico. Sí figura la ermita del Rosario, otra de las enclavadas en el interior de un casco urbano. Pero, ni una ni otra, han sido objeto de declaración monumental.


         Importante es también la ermita de la Virgen del Puy, en Mallén, situada al final de un paseo que, desde el casco urbano conduce hasta este templo vinculado a una hermosa tradición. Completamente restaurada, no tiene tampoco ningún tipo de declaración.




         Un caso curioso es el de la ermita de Santa Ana de Pozuelo de Aragón, en la que, tras un anodino exterior, fruto de una desafortunada actuación, se esconde un templo medieval que tampoco aparece en el SIPCA.

 

         Lo mismo ocurre con la ermita de los Santos o de San Miguel, de Tabuenca, otro templo medieval olvidado, aunque tenemos noticias del propósito del Ayuntamiento de acometer su restauración, que esperamos lleve a cabo.

 


         En Tabuenca, el SIPCA incluye a la ermita de la Virgen del Niño Perdido, Patrona de la localidad, que como ejemplo representativo de una determinada época, quizás podría ser objeto de declaración.

         La ermita del Calvario es un edificio muy sencillo, pero al menos debería ser incluida en el SIPCA.


         Mencionamos, finalmente, la ermita de San Miguel de Talamantes, otro templo medieval con ábside románico, enclavada en un hermoso paraje, que está a la espera de una rehabilitación de su exterior.

         A lo largo de este artículo hemos hecho alusión, en varias ocasiones, a la conveniencia de que algunas ermitas fueran objeto de declaración monumental. La incoación de los correspondientes expedientes puede ser promovida por cualquiera, pero hemos constatado que es más eficaz que sean los propios ayuntamientos quienes lo inicien, aunque también la legislación vigente les permite efectuar declaraciones de monumentos locales que, posteriormente, surten efectos a nivel autonómico.



No hay comentarios:

Publicar un comentario