Ainzón tiene por Patrono, junto al Santo Cristo de la Capilla, a San Sebastián y allí existe, en estado de completo abandono un importante monumento, la ermita dedicada al Santo en las afueras de la población, cuya desaparición constituiría un hecho lamentable para el Patrimonio de esa localidad.
Esa condición de Patrón es probable que influyera para que, en su iglesia parroquial, existan varias representaciones del mismo. Una de ellas es el busto procesional, en las que aparece ataviado con un rico atuendo de caballero, llevando al cuello una cadena de la que pende lo que parece ser un relicario.
Pero, junto a esa imagen del Santo,
vestido a la usanza española, hay en la iglesia otras que hacen referencia al
momento de su primer martirio. Concretamente en el retablo de Sagrado Corazón,
se le ve atado al árbol, aunque cubre su desnudez con un manto rojo terciado.
Otra bonita representación es la que
puede verse en el ático del retablo actual de San José. En este caso sigue el
modelo más habitual del Santo desnudo con su bien marcada anatomía.
Tabuenca también lo tiene por Patrón y,
aunque su iglesia parroquial sufrió en el pasado la pérdida de gran parte de su
exorno artístico, se conservó la imagen procesional del Santo, colocada a la
derecha del retablo mayor. En este caso, el Santo aparece vestido.
Pero, sin duda, una de las más bonitas
representaciones de San Sebastián conservadas en nuestra zona, es la que
aparece en la predela del retablo gótico de San Miguel, procedente de la ermita
de los Santos y que, tras su restauración, puede verse en la iglesia
parroquial.
Finalizamos este recorrido en Mallén,
localidad en la que hubo dos cofradías con San Sebastián como titular, la de
San Sebastián de los Ballesteros y la de San Sebastián el Viejo.
En la iglesia parroquial tiene dedicada
una capilla, en cuyo retablo, se encuentra la imagen del Santo, con el aspecto
de un joven, casi adolescente, atado al árbol en llamativa postura, con la
cabeza sumamente inclinada.
No es la única imagen en ese templo, pues
también se encuentra otra en el ático de su retablo mayor, a la derecha de San
Pedro. En este caso, está asimismo representado desnudo en el momento de su
primer suplicio. Queremos recordar que la alusión a su primer martirio que
hemos repetido se debe al hecho de que, contra una opinión generalizada San
Sebastián no murió asaeteado por sus propios soldados, ya que se recuperó del
suplicio y, al persistir en su confesión de la Fe cristiana fue decapitado por
orden del emperador. De ahí que, en ocasiones, se le represente con una doble
corona de martirio.
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