El año pasado tuvimos la fortuna de presenciar la bonita tradición del dance de Grisel, precedido por las llamadas “cortesías”. Este año ha sido nuestro colaborador D. Carlos Urzainqui quien ha estado allí y nos ha remitido las imágenes que, ahora, damos a conocer.
Los actos dan comienzo al partir, de la iglesia parroquial,
la peana con la imagen de la Virgen de la Huerta. Va precedida por un gran
pendón blanco y por los danzantes, junto con los restantes personajes que iban
a intervenir en la posterior representación, presidiendo la comitiva el Párroco
D. Ignacio Tomás Cánovas, acompañado por el Sr. Alcalde de la localidad D.
Javier Martínez Durán.
De esta forma marcharon a las afueras
del casco urbano para recibir a la comitiva que llegaba procedente de la
antigua localidad de Samangos. Iba al
frente de ella un gran pendón granate y traían a hombros a la Virgen de la
Merced, Patrona de Grisel, que había sido llevada con anterioridad a la ermita,
donde se había celebrado la Eucaristía.
Al llegar, se saludaron ambos pendones
e intercambiaron su posición respecto a las peanas y todos juntos emprendieron
el camino de regreso a la plaza de la Iglesia.
Una vez en la plaza, las peanas con ambas imágenes fueron
colocadas a ambos de la puerta de acceso al templo. A la izquierda, la de la
Virgen de la Merced que, en su pecho y en la peana llevaba el emblema de la
Orden que la tiene por titular y que, como todos saben, fue creada para la
redención de cautivos. A la derecha fue situada la imagen de la Virgen de la
Huerta que recuerda a la primitiva representación de la titular de la catedral
de Tarazona, que aparece entregando una granada al Niño (aunque aquí parece una
pera por su forma), mientras éste sostiene el orbe en su mano derecha.
Los pendones, situados en los extremos
de la plaza, volvieron a intercambiar saludos, antes de que sus portadores
estrecharan sus manos y se fundieran en un abrazo.
Seguidamente, dio comienzo la
representación del dance que dejó de hacerse en 1958, pero fue recuperado en
2006, gracias al entusiasmo de la Asociación Cultural “La Diezma”.
Nos ha contado Carlos que este año, ha
habido algunas bajas entre los integrantes del dance, pero quiso dejar
testimonio de la familia del Cipotegato, cuyos miembros quieren mantener viva
la tradición.
También nos ha enviado imágenes de las
culecas, cuya forma es diferente a las de otros lugares. En este caso, se trata
de una pequeña torta, con un huevo visible y un orificio para asirla. Al
término del dance, junto a la Casa Consistorial, se reparten trozos de las
mismas con un vaso de moscatel.
Agradecemos a Carlos Urzainqui el envío
de estas fotos que nos han servido para recordar la grata experiencia del año
pasado, cuya crónica mereció ser reproducida en la revista que edita la
Asociación Cultural “La Diezma”.
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