sábado, 13 de abril de 2024

Deportistas legendarios de la comarca

 

         Hacíamos referencia ayer a aquellos deportistas que, practicando juegos tradicionales, habían llegado a convertirse en una leyenda. De ellos, se han ocupado diversas publicaciones, una de las cuales es la revista Ador que edita el Centro de Estudios Almunienses que, en uno de sus números dedicados a los “Deportes y juegos tradicionales de Valdejalón”, al tratar del tiro de bola, hacía referencia al reto que protagonizaron, en 1895, Eusebio Cabrera, de Épila, y Juan Ruberte Navarro “Fresquita” de Magallón.

            De Juan Ruberte ya nos ocupamos en nuestro Diccionario Biográfico. Había nacido en Magallón y pertenecía una dinastía de tiradores de barra aragonesa. Su abuelo, también conocido como “Fresquita” fue un tirador muy importante y es recordado entre los grandes de este deporte.

          Aunque Juan fue también tirador de barra, su nombre está asociado a las competiciones de bola y a los retos en los que intervino. Hay que tener presente el hecho de que, en aquellos momentos, estas competiciones congregaban a una gran multitud de personas que llegaban a cruzar apuestas muy importantes. Basta recordar que en el enfrentamiento que mantuvieron Manuel Soria de La Almunia y Emilio Calvo de Morata de Jalón, en 1946, se llegaron a apostar 100.000 pesetas.


          En el caso que nos ocupa la apuesta se dirimía en un recorrido entre Magallón y Épila que realizaron en ocho días, con sucesivos tiros de bola de ambos corredores. A pesar de que Fresquita era el favorito y llegó a llevar la delantera, finalmente se impuso el tirador de Épila, por cuatro tiros de ventaja. Inmediatamente surgió la sospecha de que el de Magallón se había vendido por una importante cantidad de dinero.

            No era la primera vez que Fresquita se dejaba sobornar ya que, al parecer, mediante este procedimiento llegó a ganar importantes sumas de dinero. Es significativo que, cuando le reprochaban lo ocurrido en el reto con Eusebio Cabrera, solía contestar que “La honra se fue a Épila y los dineros a Magallón”, lo que venía a poner de manifiesto su peculiar concepto de la práctica deportiva.

 

         Pero Magallón cuenta con otros deportistas legendarios como Valero Castillo, “El baturro de Magallón”, un gran campeón de 1889 a 1895, con marcas muy importantes. Con un barrón de 12 kilos llegó a los 10,72 metros y con el de 8 kilos alcanzó la excepcional marca de 16,80. Comoquiera que con una barra de 6,50 kilos hizo 20,40 metros, Luis Gracia se preguntaba qué hubiera pasado en el caso de competir con la barra actual de 7,257 kilos. En 1940, con ocasión del Campeonato Regional, celebrado en Zaragoza, en que quiso participar, se le tributó un cariñoso homenaje.

         Hay una jota que ensalza a esos deportistas:

Qué bien tiran la barra

         los mozos de Magallón,

         y cuando cantan la jota

         hay silencio en Aragón.



De Fuendejalón era Mariano Pradilla Anciso. Había nacido en 1859 y era un labrador acomodado que llegó a ser Alcalde de esa localidad entre el 1 de enero de 1890 y el 25 de octubre de 1891, volviendo a ser elegido el 1 de julio de 1899, desempeñando el cargo hasta el 18 de enero de 1902.

Pero su nombre está asociado al deporte del Tiro de Barra Aragonesa del que fue una de las figuras legendarias de la comarca gracias, en gran medida, a su gran fortaleza física. Se cuenta que retaba a sus compañeros a levantar una talega de trigo, cuyo peso iba aumentando hasta que se rendían todos los competidores.

Pudo ser un gran campeón, pero se retiró de la práctica deportiva tras el asalto que sufrió su casa, donde le robaron todo su contenido, lo que le afectó muchísimo, hasta el punto de sufrir un radical cambio de carácter. Falleció el 29 de septiembre de 1902 y el mismo día en que lo enterraban murió su hija de 16 años.

 

         Borja también ha sido la cuna de importantes lanzadores de barra y el parque de San Francisco sigue siendo el marco de las pruebas que, ocasionalmente, se programan. Uno de los que se siguen recordando en las obras especializadas es Vicente Aragón, “El Zuco de Borja”, del que, a pesar de incluirlo en nuestro Diccionario Biográfico, no tenemos datos específicos. Luis Gracia se refería a él y a esa época en la que se cantaba esta jota:

         En Borja también se tira

         la bola, barra y barrón.

         No vayas a la Ribera

         para ver a un campeón.

 

         En época más reciente destacó Antonio Bolea Romanos, una persona que hizo mucho por este deporte en Borja y al que, con ocasión de las Fiestas de Septiembre, se le recuerda con un memorial que lleva su nombre. Fue Vocal de la Junta Directiva de la Federación Aragonesa de Deportes Tradicionales y, además, tenía la consideración de Juez Árbitro.

 

         A Luis María Garriga todos lo recordamos como el gran atleta que compitió en dos olimpiadas en la disciplina de Salto de Altura. Pero, además, fue un buen lanzador de barra que, en el I Trofeo Heraldo de Aragón, celebrado en 1977, logró 14,51 aunque no estamos seguros de que fuera su mejor marca. Fue Vicepresidente de la Federación Aragonesa de Deportes Tradicionales, durante una larga etapa.

 

Otro tirador que destacó fue Victorino Sánchez Fábregas que llegó a proclamarse Campeón de Aragón en 2ª categoría, en 1965 y 1966. Pero, el tiro de barra también alcanzó gran difusión en las categorías infantiles y juveniles. Era la época en la que competían Javier Sánchez Serrate, Manuel Romero, Carmelo Aznar, José Antonio Bolea Colas, Luis Rubio e Isidro Peral. 


Entre ellos, Javier Sánchez Serrate fue Campeón de Aragón en categoría infantil, en 1982 y 1983. En esta segunda ocasión logró el récord de Aragón con un lanzamiento de 21,80 metros. También fue Campeón de Aragón en la temporada 1984-1985, en categoría juvenil. Desgraciadamente para este deporte abandonó su práctica, destacando más tarde como excelente pintor.

 

         Muchos de los datos anteriores proceden de la obra Juegos Aragoneses. Historia y tradiciones, de Luis Gracia Vicién, en la que también se menciona a un deportista de Boquiñeni que, en 1940, quedó tercero con una marca de 13,07 metros y del que sólo aporta su apellido: Pérez.

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