Aunque nuestro Centro depende de la Diputación Provincial de Zaragoza, a través de la Institución “Fernando el Católico”, la relación mantenida con otros organismos provinciales ha sido siempre muy limitada, hasta el punto de que no solemos recibir las publicaciones que editan.
Afortunadamente, nuestra especial
colaboradora nos ha donado dos de las que, en su día, fueron editadas por el
Patronato de Turismo. Una de ellas es el Cuaderno de Viaje de la Doctora
Casiopea por la provincia de Zaragoza, publicado en 2010. Respondía a una idea
María José Griñán Pellicer, del Laberinto de las Artes, con ilustraciones de
Eduardo Galindo Griñán.
Se trata de un cuaderno de anillas en
el que, de la mano de ese personaje, nos proponen un recorrido por varias
localidades de la provincia: Sos del Rey Católico, Uncastillo, Calatayud, Daroca
y Tarazona.
En este último caso, junto con los
monumentos turiasonenses se ofrece amplia información sobre el monasterio de
Veruela y se mencionan “otros lugares curiosos de la zona”, aunque sin la más
mínima referencia a nuestra ciudad.
Para María José o para el Laberinto de
las Artes, Borja carecía en ese momento del más mínimo interés. Lo que ocurre
es que el ocultamiento de los recursos turísticos de nuestra ciudad ha sido una
constante, durante mucho tiempo, por parte de los responsables de Turismo e,
incluso cuando el número de visitantes fue mucho mayor que el de otros lugares,
se procuró obviar hechos evidentes.
Otra de las publicaciones que nos ha donado
es Jugando a Sefarad. Cuento-guía para descubrir el pasado judío de la
provincia de Zaragoza, publicado en 2011, también con textos de Laberinto
de las Artes e ilustraciones de Lafarga Estudio.
Dirigido a los niños, es un cuento
atractivo que explica bastante bien diversos aspectos de la cultura judía e
incluye un mapa con juderías de la provincia, entre las que se encuentra la de
Borja, a la que se anima a visitar. Lástima que, en nuestra ciudad, no nos
hayamos preocupado de potenciar ese recurso, a pesar de que hubo un momento en
el que se diseñó un proyecto muy interesante para recuperar el espacio de la
antigua judería (el Cinto) y crear un Centro de Interpretación. Todo quedó en
el olvido y lo único que ha llegado a crearse es una plaza dedicada a las tres
culturas, aunque hubo que borrar los textos en hebreo y árabe por los errores
sobre los que llamamos la atención, en su momento.
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