jueves, 26 de junio de 2025

Consultas al Centro

 

        Posiblemente, una de las actividades menos conocidas de nuestro Centro es la de atender las numerosas consultas que nos llegan desde diferentes partes del mundo, lo que representa una carga de trabajo importante.

         Muchas de ellas son peticiones relacionadas con imágenes publicadas en nuestro blog, para las que nos piden autorización de uso y la remisión de las mismas a la máxima resolución.

         Sorprendentemente, siguen siendo frecuentes las relacionadas con el Santuario de Misericordia, pero las hay diferentes. Recientemente, nos pidieron fotos de D. José María Dusmet para un trabajo sobre entomólogos españoles.

 

         También nos solicitan colaboración para determinadas exposiciones. Por citar un caso, hemos de mencionar la que nos llega desde Fuentes de Ebro para la exposición que van a organizar en recuerdo a su gran jotero Santiago Lapuente.


         La publicación por el Centro del Diccionario de Términos Religiosos y Litúrgicos ha provocado la llegada de consultas relacionadas con asuntos muy variados que nos hemos esforzado en responder.

         Uno de ellos se refería al origen de la nobleza vaticana y a los títulos nobiliarios concedidos por los diferentes Pontífices. Entre los más antiguos podemos citar el Principado de la Fortuna creado, en 1344, por el Papa Clemente VI en la persona del infante de Castilla D. Luis de la Cerda.

         Pero fue en época contemporánea cuando proliferaron las concesiones de títulos pontificios. Fue el Papa León XIII uno de los más proclives a esta práctica. En una rápida revisión a los títulos concedidos hemos encontrado 1 Principado; 1 ducado; 20 marquesados y 27 condados; Pío IX creó 18 condados y Pío X, 17. Fue Pablo VI quien, recurriendo al llamado “espíritu del Concilio” acabó con esta práctica, al igual que con otras muchas.


         Entre otras peticiones curiosas estaba la de precisar los casos de aquellos Papas a los que se había practicado la autopsia, a pesar de la costumbre de no hacerlo o sobre la existencia, en su momento de cardenales laicos. De estas y otras cuestiones, sobre las que emitimos nuestra opinión, podríamos servirnos de ocasión para diversos artículos.


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