Como en otros muchos lugares, Borja celebró el pasado domingo la Solemnidad del Corpus Christi, que dio comienzo con la celebración eucarística, en la colegiata de Santa María presidida por el párroco D. José María Sánchez Becerril.
Fueron muchas
las personas que asistieron a la misma, destacando los niños y niñas que habían
hecho este año la Primera Comunión, los cuales se reunieron en torno al altar
en el momento del Padre Nuestro.
Al finalizar la
Eucaristía, salió la procesión, precedida por los Gigantes, una tradición
recuperada hace algunos años. Abría el cortejo la Cruz Parroquial que su
portador había decorado convenientemente.
Seguían después las banderas de todas las cofradías y asociaciones religiosas de Borja, marchando al final de ellas el pendón de la ciudad, un lugar que en nuestra opinión no le corresponde, dado que, como hemos dicho en otras ocasiones debe marchar junto a la corporación municipal, cuando asiste en pleno.
Los niños y
niñas de Primera Comunión, provistos de canastillas, precedían al Santísimo
alfombrando las calles con pétalos de rosas.
A los acordes
del Himno Nacional salió la custodia con el Santísimo Sacramento que, en Borja,
va bajo un pequeño palio, sobre una peana con ruedas que empujan cuatro laicos
vestidos con albas.
Presidiendo la
procesión el párroco tras el que marchaba la corporación municipal, cerrando la
comitiva la Agrupación Musical Borjana.
Los de más edad
recordarán un Corpus muy diferente, cuando en las calles se instalaban tres
altares, donde se detenía la procesión y se impartía la bendición con el
Santísimo, tras lo que se repartían pequeños ramos de flores.
A otros les llamaba la atención el atuendo elegido por algunos para acompañar al Santísimo en su recorrido por las calles borjanas, en contraste con el que hemos visto en otras de las grandes procesiones españolas, como Toledo, Sevilla o Granada, de las que también podemos aprender la forma de llevar la vara y el lugar del pendón, así como el alfombrado de las calles granadinas.

















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