Hace tiempo se pavimentó con canto rodado todo el trazado de la calle Mateo Sánchez, la popular costera de San Pedro que era el principal acceso a la judería y al castillo. Fue una actuación del M. I. Ayuntamiento digna de ser destacada porque contribuyó a mejorar una zona muy degradada de la ciudad, cuyo principal problema es el abandono de sus casas por parte de la población que se ha trasladado a las nuevas urbanizaciones de la zona baja.
De ahí
que se optara por crear nuevos espacios urbanos en donde antes existieron
viviendas. Transcurrido ya un tiempo razonable se puede afirmar que esa zona,
en concreto, ha tenido un alto grado de aceptación. Desde la Casa de Aguilar
podemos contemplar todos los días la presencia de personas que se sientan en
los bancos desde los que se divisa una bonita perspectiva y esa tupida planta
con flores blancas que tapiza el escarpe del Cinto y cuyo nombre no recordamos,
a pesar de que nos lo dijo D. José Luis Garde.
Cuando
crezcan los árboles la estancia allí aún será más agradable, aunque sería
conveniente reponer las plantas que se han perdido entre las que fueron
plantadas por el Ayuntamiento que la dotó de riego artificial.
En la
zona contigua, al otro lado de la calle, hay un parque infantil (con papelera)
que ofrece también un excelente aspecto que ha de mejorar cuando algún día se
enluzcan las fachadas del entorno.
Desde
allí, por una escalera metálica, se accede a otro nuevo espacio de la calle de
San Bartolomé que constituye la antítesis de lo que hemos comentado. A él nos
referiremos en otro artículo.
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