miércoles, 7 de julio de 2021

Libros recibidos 432

         El Centro de Estudios Turiasonenses nos sorprende con dos excelentes obras que acaba de distribuir, aunque llevan fecha de 2020. La primera de ellas es La escultura romanista en Tarazona. 1585-1630, del Prof. D. Jesús Criado Mainar quien, desde hace mucho tiempo viene dedicándose al estudio de ese período del arte escultórico.

         Son más de 450 páginas las de este libro prologado por la Presidenta del Centro de Estudios Turiasonenses y discípula del autor, la Profª. Dª. Rebeca Carretero Calvo. Sus diferentes capítulos tratan sobre la escultura en Tarazona al filo de 1.600; del funcionamiento de sus talleres de escultura; del proceso de elaboración material de los retablos; y del proceso de creación.

         Seguidamente, estudia minuciosamente diez retablos, con aportaciones documentales completamente novedosas. Entre ellos se encuentran el retablo mayor de la iglesia parroquial de Ntra. Sra. de los Reyes de Calcena y el de Ntra. Sra. de los Ángeles de Añón; el primero de ellos obra del ensamblador turiasonense Miguel Ginesta, mientras que las esculturas del segundo son de Juan Miguel Orliens y la pintura de las tablas de Gil Ximénez de Maza.

         Un apartado posterior está dedicado a las biografías de varios artistas entre los que se encuentra Jerónimo de Estaragán que residió en Borja tres años y fue el autor del retablo de la capilla de los Mártires; o el borjano Mateo Sánz de Tudelilla, nacido en nuestra ciudad en 1573. Debemos mencionar también a Juan de Berganzo al que, en 1606, le fue encomendada la realización de un retablo para El Pozuelo de Aragón que no ha sido identificado.

         Muy interesante para nosotros es el aparato documental en el que encontramos varias referencias a nuestra zona: Así el encargo en 1591 por parte del concejo de Ainzón de un busto de San Sebastián a Miguel de Zay, escultor, y Juan Vardiz, pintor. El encargo de la cofradía del Carmen de Mallén de una imagen de la Virgen de esa advocación con su peana a Domingo de Mezquia, escultor, y Diego Osorio, ensamblador. Noticias sobre la imagen y peana de Santa Constancia de Calcena, obra de Juan de Beganzo, entallador, y Agustín Leonardo, pintor. La capitulación del tabernáculo del altar mayor de la iglesia parroquial de Mallén, obra de Mateo Sanz de Tudelilla, pintado por Gil Ximénez, además de varios documentos relacionados con la iglesia parroquial de Vera de Moncayo.


         Capiteles islámicos del Palacio de la Aljafería de Zaragoza, del Prof. D. Bernabé Cabañero Subiza es una obra básica para el conocimiento de ese excepcional monumento de la capital aragonesa, surgido en el siglo XI que, como el autor señala, fue la etapa más importante del arte aragonés.

         Es además, un homenaje a la memoria del aquel magnífico especialista que fue Christian Ewert, verdadero descubridor de la riqueza de la Aljafería, a cuyo estudio dedicó buena parte de su vida, haciendo posible su reconstrucción. Es también un canto a la amistad y es su viuda Gudrum Ewert quien prologa la obra.

         En el libro se analizan minuciosamente los capiteles conservados de aquel maravilloso palacio; sus características formales y su primitivo emplazamiento. Hay que tener en cuenta que los capiteles de la Aljafería constituían uno de los conjuntos más ricos y numerosos de esa etapa histórica. Había 4 capiteles de mármol y 98 de alabastro, de los que se han conservado los cuatro de mármol y 39 de los segundos, once de ellos in situ. Además, en el oratorio había 27 capiteles de yeso, de los que se han conservado 18. Pero, en la relación completa de capiteles conocidos procedentes del palacio se inventaría un total de 67, algunos en manos privadas, más otros cuatro que, siendo cristianos, han sido considerados islámicos por error.

         Si a todo ello se añaden las imágenes de cada uno de ellos, puede apreciarse la importancia fundamental de esta obra que, al leerla, no podemos dejar de pensar en aquel palacio de Maleján que mandó construir el mismo monarca de la taifa zaragozana y al que también dedicó su atención el Prof. Cabañero.

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