De la gravedad de la sequía que estamos padeciendo ha informado la prensa regional, dando cuenta de las pérdidas ocasionadas en los cultivos de cereal y en el riesgo que supone para la ganadería.
No ha llovido y el nivel de los
embalses ha descendido de forma alarmante, también en nuestra zona. La opinión
generalizada es que la falta de agua se debe al cambio climático, algo que
dista mucho de ser un problema actual, dado que las referencias a la “pertinaz
sequía” fueron constantes en el régimen anterior y, por otra parte, hemos
podido documentar la celebración de rogativas, implorando el bien de la lluvia,
de manera regular a partir del siglo XVIII. De hecho, desde que, por entonces,
comenzó a invertirse la curva de temperaturas extremadamente frías que habían
imperado desde el inicio, a finales del siglo XV, de lo que se llamó la “pequeña
glaciación”.
Hemos llegado a conocer rogativas en
las que se sacaba en procesión la imagen del Santo Cristo de la Parroquia, en
medio de un gran fervor popular y un ambiente de preocupación ante el riesgo
económico que la falta de agua provocaba.
Pero, hubo otras imágenes a las que se
recurrió en ocasiones similares. La Virgen del Rosario de Albeta fue considerada
siempre eficaz intercesora en aquellos casos de prolongada sequía. En 1753, se
trajo en procesión hasta el convento de capuchinos de Borja, donde permaneció
nueve días y, en 1765, se llevó a Albeta el Santo Cristo de la Capilla de
Ainzón.
En este mundo “racionalista” y descreído
en el que nos encontramos inmersos, las rogativas parecen cosas del pasado y,
frente a la confianza en las predicciones meteorológicas (que fallan más que
una escopeta de feria), recurrir a Dios para implorar la lluvia parece algo
mágico y desfasado.
Sin embargo, la Adoración Nocturna
acaba de hacer público un comunicado en el que pide oraciones para conseguir
esa “lluvia imprescindible para la vida”, manifestando su confianza en el Señor
que todo lo puede, el mismo que prometió “que todo lo que pidáis en mi nombre,
lo haré”.
Por eso, aunque pueda parecer “algo
trasnochado” la Adoración Nocturna pide a sus miembros y a todos los creyentes
que recen intensamente por este fin, con el convencimiento de que el Dios que
todo lo puede, atenderá esas súplicas, concediendo el bien de la lluvia a
creyentes y no creyentes, porque la petición es para todos.
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