viernes, 28 de abril de 2023

Visita a la finca de La Cocosa

 

         Durante el pasado Foro de Asociaciones que, organizado por Hispania Nostra, tuvo lugar en Badajoz, hubo una visita programada a la finca “La Cocosa”, propiedad de la Diputación Provincial, que resultó sumamente interesante al haber podido conocer la labor que allí se realiza.

Se trata de una finca gestionada por el Área de Desarrollo Rural y Sostenibilidad de Diputación de Badajoz en la que se encuentra ubicado el Centro de Capacitación en Sostenibilidad y Educación Ambiental (CSEA) de la Diputación Provincial.



         El trabajo en esa finca constituye el apoyo de Diputación de Badajoz al mantenimiento de la ganadería autóctona de la provincia, y su contribución al mantenimiento de una raza ovina (merina negra) y porcina (lampiño) en peligro de extinción.

 

         Pudimos conoces las razones por las que esta raza de ovejas se encuentra a punto de desaparecer (sólo existen alrededor de 3.000 ejemplares en España), a pesar de la excelente lana que produce. Una de ellas es el color negro de la misma, ya que la preferida por la industria es la lana blanca, tanto por su color en sí, como por la facilidad que tiene para ser teñida, en función de los gustos de la moda.

 

Los cerdos de variedad “ibérico lampiño”, se caracterizan por la ausencia de pelo, o por un pelo escaso y fino, dejando numerosos pliegues cutáneos, sobre todo en la región frontal. La piel es delgada y el color de su capa presenta diferentes tonalidades, desde un negro intenso hasta una tonalidad más clara similar a la pizarra.

Se trata de una raza poco evolucionada, por lo que su ritmo de crecimiento hasta alcanzar la edad adulta es mucho más lento que en el caso de otras variedades de ibérico. Además, su índice de conversión es igualmente menor, requiriendo más alimento para producir un kilo de carne, y el número de ejemplares nacidos por camada es también inferior al de otras razas de ibérico. Todo ello hace que los costes de cría y producción sean más elevados. Por ese motivo, los ganaderos prefieren otras razas mucho más rentables.

 




         La finca donde la Diputación de Badajoz preserva a estas variedades tiene una superficie de 610,18 hectáreas de las que la mitad son de terreno adehesado en el que se crían las ovejas y los cerdos de esas especies. El resto de la superficie son tierras que pueden ser cultivadas.

 



         Durante el recorrido por la finca, pudimos contemplar de cerca los grandes verracos encargados de cubrir a las hembras que cada uno tiene asignadas, proceso que llamó la atención a alguno de los miembros del grupo, no acostumbrado a la forma de actuar los machos en la Naturaleza.

 


         Junto al Centro de Recepción de Visitantes se estaba acondicionando un “Jardín Etnobotánico”, aún no inaugurada, pero del que pudimos conocer sus características principales.

 


         Dentro de la finca existe una villa romana, que ha sido excavada, constituyendo otro de los alicientes de ese espacio privilegiado. No pudimos llegar a visitarla, pero el recorrido por el resto de las instalaciones constituyó una grata experiencia.



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