martes, 25 de abril de 2023

Las cortesías de Samangos y el dance de Grisel

 


     Los actos del pasado domingo, en Grisel, dieron comienzo poco antes del mediodía cuando partió de la iglesia parroquial la peana con la imagen de la Virgen de la Huerta. 



         Iba precedida por un gran pendón blanco y por los danzantes, junto con los restantes personajes que iban a intervenir en la posterior representación, presidiendo la comitiva el Párroco D. Ignacio Tomás Canovas, acompañado por el Sr. Alcalde de la localidad D. Javier Martínez Durán, cerrando el cortejo los gaiteros.

 


         De esta forma marcharon a las afueras del casco urbano para recibir a la comitiva que llegaba procedente de la antigua localidad de Samangos.

 


         Iba al frente de ella un gran pendón granate y traían a hombros a la Virgen de la Merced, Patrona de Grisel, que había sido llevada con anterioridad a la ermita, donde se había celebrado la Eucaristía.

 


         Al llegar, se saludaron ambos pendones e intercambiaron su posición respecto a las peanas y todos juntos emprendieron el camino de regreso a la plaza de la Iglesia.

 



         El buen tiempo alegraba la marcha de la comitiva, entre la música de los gaiteros y los aplausos que dispensaban a las imágenes de la Virgen, todas las personas con las que nos cruzamos, lo que nos sorprendió gratamente.



Una vez en la plaza, las peanas con ambas imágenes fueron colocadas a ambos de la puerta de acceso al templo. A la izquierda, la de la Virgen de la Merced que, en su pecho y en la peana llevaba el emblema de la Orden que la tiene por titular y que, como todos saben, fue creada para la redención de cautivos. A la derecha fue situada la imagen de la Virgen de la Huerta que recuerda a la primitiva representación de la titular de la catedral de Tarazona, que aparece entregando una granada al Niño (aunque aquí parece una pera por su forma), mientras éste sostiene el orbe en su mano derecha.

 




         Los pendones, situados en los extremos de la plaza, volvieron a intercambiar saludos, antes de que sus portadores estrecharan sus manos y se fundieran en un abrazo.

 



         Seguidamente, dio comienzo la representación del dance que dejó de hacerse en 1958, pero fue recuperado en 2006, gracias al entusiasmo de la Asociación Cultural “La Diezma”. En su primera parte, responde al esquema de las habituales pastoradas, con el saludo del mayoral y la intervención del rabadán que, asimismo, nos ofreció una magistral despedida, con alusión a diversas cuestiones de actualidad den la localidad. No se interpretaron los dichos, por parte de los danzantes, ni la despedida del mayoral, lo cual lejos de ser negativo, contribuyó a aligerar la representación.

 



         Lo que sí pudimos presenciar fue la lucha entre el bien y el mal, personificados en el diablo, que acude a interrumpir la fiesta, y el ángel que termina derrotándolo y expulsándolo de lugar.

 


         Excelente interpretación la de ambos personajes con el peculiar atuendo del diablo y una jovencísima “ángel” que lo hizo muy bien.

 




         Bailaron después los danzantes, ataviados con camisa blanca y sayetas de color, con calzón negro y medias blancas, llevando anudados a ellas unos discos con cascabeles y cruzando su pecho con bandas rojas.

 



         Si algo llama poderosamente la atención es la disparidad de edades de los intervinientes pues, junto con los veteranos, había jóvenes y hasta desfilaron con sus trajes los que, en el futuro, reemplazarán a los anteriores.

 


         Desde la plaza se dirigieron a la Casa Consistorial, frente a la cual interpretaron en dance de cintas con suma habilidad, teniendo como fondo el mural a ellos dedicado.

 

         Allí el Ayuntamiento repartió entre todos los presentes unas generosas raciones de culecas, junto con vasos de moscatel. Pudimos fotografiar esas culecas, antes de que fueran troceadas y, como puede verse, su forma es muy diferente. Es una pequeña torta, con un huevo visible y un orificio (para asirla), recordando a una provisión de camino que, quizás, guarda relación con la tradición a la que hemos aludido.


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