Un desplegable publicitario sobre una obra de teatro representada en el Teatro Parisiana de Zaragoza, el 23 de octubre de 1923, que se conserva en el archivo de la familia Ojeda, nos permite recordar la historia de este teatro zaragozano que pocos recuerdan.
El Teatro Parisiana fue inaugurado en 1910. Estaba situado en
el paseo de la Independencia, en el tramo comprendido entre las calles de
Zurita y de Felipe Sanclemente. El proyecto era del arquitecto D. Félix Navarro
(padre) y rápidamente, se convirtió en un activo centro donde se representaban
obras de teatro, zarzuelas y varietés. En invierno, se retiraban las butacas
para poder celebrar fiestas sociales; pero también fue utilizado como pista de
patinaje y se celebraron combates de boxeo.
En 1934 fue derribado y, en el
mismo lugar se construyó un nuevo teatro con el mismo nombre, que fue
inaugurado el 28 de marzo de 1935, lo que demuestra la rapidez con la que se
realizaron las obras.
En este caso, el proyecto fue
realizado por el arquitecto D. Teodoro Ríos, con un total de 1.300 localidades.
En su momento fue calificado como “el teatro más bonito de España”.
En plena guerra
civil, le fue cambiado el nombre, convirtiéndose en el Teatro Argensola que
llegamos a conocer, aunque como cine. Sin embargo, allí actuó en repetidas
ocasiones Paco Martínez Soria. El teatro-cine cerró definitivamente sus puertas
en 1986.
Pero, volviendo a la función que ha motivado este comentario,
lo que aquel día se puso en escena fue la comedia “El amo”, de Antonio Sotillo,
un autor valenciano que triunfó con una serie de comedias, muchas de ellas
escritas en colaboración con otros escritores.
La compañía que
llegó a Zaragoza era dirigida por el actor Gaspar Campos Estero (1882-1959),
que tuvo una larga carrera profesional, tanto en el teatro, donde en sus
últimos años se integró en la compañía titular del Teatro Lara de Madrid, como
en el cine, protagonizando películas muy conocidas, como Don Juan Tenorio
(1952), Mi tío Jacinto (1956) o Una morena y una rubia.
Como primera
actriz figuraba Carmen Seco Cea (1888-1967), que formó parte de varias
compañías importantes. Durante la República impartió clases en el Conservatorio
de Música y Declamación de Madrid, llegando a ser, más tarde, catedrática de la
Real Escuela Superior de Arte Dramático (Fernando Fernán Gómez fue alumno
suyo). Tras la guerra se integró en la compañía del Teatro María Guerrero que,
por entonces, dirigía Luis Escobar.








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