Se agradecía el calor del fuego que ardía en los pebeteros instalados en la plaza del Mercado, como colofón de una intensa jornada en la que pudimos estar presentes en la mayor parte de los actos que se desarrollaron.
A pesar de ello, algunos prefirieron refugiarse al socaire de los porches, en torno al tonel de vino que, con algunos aperitivos, fue ofrecido a los congregados.
Se
comentaron las incidencias del día, María Ángeles Martínez cantó una nana (para
ayudarles a dormir), y nosotros tuvimos
que recurrir a los buenos oficios de Javier Lumbreras para conseguir algunas
fotos medianamente aceptables, dado que la luz amarilla de la plaza nos impide,
con nuestra cámara, el que tengan un mínimo de calidad.
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