martes, 22 de marzo de 2022

Paco Ugalde y Pedro Muñoz Seca

 

         Uno de los autores teatrales que fue objeto de especial atención por parte de Paco Ugalde fue Pedro Muñoz Seca a quien, ya al inicio de la “Biblioteca Teatral” se insertó su obra El último pecado, que había sido estrenada en el Teatro de la Princesa de Madrid el 8 de enero de 1918. Es curioso, que este volumen de la colección no lleva número, pero se le incluye, tras el número 15.


         Volvió a ser caricaturizado en el nº 37 de la colección en el que se publicó su obra El contrabando, escrita en colaboración con Sebastián Alonso Gómez, junto con Coba fina que había escrito con Pedro Pérez Fernández y La casa de los crímenes, en este caso con Enrique García Álvarez.


         Pedro Muñoz Seca había nacido en El Puerto de Santa María en 1879 y tras cursar las carreras de Filosofía y Letras y Derecho, en la Universidad de Sevilla, marchó a Madrid donde triunfó como autor teatral.

         Su producción literaria es extensísima, hasta el punto de haber sido considerado el Lope de Vega del siglo XX, tanto por lo que escribió como por su calidad, algo que suele ser olvidado al destacar únicamente su faceta humorística o los ripios empleados en su obra más conocida: La venganza de don Mendo.

         El 17 de julio de 1936 estrenó en Barcelona La tonta del rizo y, hasta la ciudad condal viajo con su esposa para asistir a la representación. Allí fue detenido el matrimonio nada más estallar la guerra y conducido a Madrid, donde la esposa quedó en libertad al ser ciudadana cubana, pero él permaneció encarcelado en la cárcel de San Antón, hasta que en la “saca” del 28 de noviembre, fue fusilado en Paracuellos del Jarama, junto con otros muchos presos.

         Se han contado diversas anécdotas relacionadas con sus últimos días. La más conocida es la de aquella frase que, en algún momento, pronunció: “Podéis quitarme todo, pero no el miedo que tengo”, pero lo cierto es que en su traslado a Paracuellos fue vejado por un miliciano que le cortó los grandes bigotes que le caracterizaban, a pesar de lo cual murió con entereza y perdonando, como relataron algunos testigos presenciales.

         En este blog ya hemos contado que su nombre aparece entre los mártires cuyo proceso de beatificación se encuentra en Roma, tras la finalización de la causa incoada en la diócesis de Alcalá de Henares.


         Anteriormente hemos hecho referencia al Teatro de la Princesa, donde Muñoz Seca estrenó en Madrid. Había sido inaugurado el 15 de octubre de 1885, con asistencia de la reina María Cristina y la destronada Isabel II.

         El 20 de marzo de 1908 fue adquirido por la gran actriz María Guerrero, convirtiéndose en sede de su compañía e, incluso, en su propio domicilio ya que, con este fin, acondicionó su última planta, donde falleció en 1928.

         En 1931, la II República le dio el nombre de “Teatro María Guerrero” que mantuvo tras la guerra civil, cuando se convirtió en teatro nacional, bajo la dependencia del Estado.



         Desde 1978 es sede del Centro Dramático Nacional, habiendo sido objeto de importantes obras de remodelación, gracias a las cuales sigue siendo una de las principales salas de Madrid, con capacidad para más de 600 espectadores.


         Durante las obras de remodelación, la cafetería situada en el sótano fue transformada en una pequeña sala de representación de determinados espectáculos, con capacidad para unas 60 personas, a la que se le dio el nombre de “Sala de la Princesa” en recuerdo del antiguo nombre del teatro.


 




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