lunes, 14 de marzo de 2022

Sobre un personaje desconocido de Talamantes

 

         Gracias a D. Fernando Aguilar Rubio, un minucioso investigador de ascendencia borjana, por parte de madre, hemos podido “descubrir” a un importante personaje, nacido en Talamantes en 1732. Se llamaba José Villarroya Romanos y se da la circunstancia de que, en nuestro Diccionario Biográfico, había incluido a otro del mismo nombre, cuyos datos biográficos no coincidían con su homónimo, como se percató D. Fernando Aguilar, que se puso en contacto con nosotros, para conocer nuestra opinión.


         En Talamantes, tanto el apellido Villarroya como el Romanos son muy frecuentes, por lo que no es de extrañar que coincidieran en diferentes personas no coetáneas y con trayectorias personales diferentes. Mientras que el que recogíamos en el diccionario era sacerdote y miembro de la Orden de Malta, el ahora “descubierto” por nosotros fue una persona mucho más relevante que ha hecho posible que figure en el Diccionario de la Real Academia de la Historia.

         Como hemos señalado, nació en 1732 y estudio Derecho y Filosofía en la Universidad de Valencia, ciudad en la que ejerció la abogacía, llegando a ser Decano del Colegio de Abogados, en 1779.

         Fue miembro de la Orden Montesa en la que desempeñó el cargo de Juez de Apeo y Deslinde de su maestrazgo. Miembro del Consejo de S. M. y Alcalde honorario de Casa y Corte, también fue nombrado, en 1795, Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, ciudad en la que falleció en 1804.


 

         Comoquiera que la memoria histórica de una localidad no puede circunscribirse a una determinada etapa, sino que abarca a todos aquellos personajes que, nacidos en ella, alcanzaron notoriedad en sus respectivas profesiones, o siendo de otros lugares, consagraron su vida al servicio de la localidad que les acogió, nos ha interesado mucho conocer a un hombre que, como historiador y jurisconsulto, honró a Talamantes.

         Por ese motivo, hemos intentado reunir las obras que escribió. Es difícil conseguir originales de las mismas, pero gracias a la labor realizada por la Generalitat Valenciana y por la Universidad de Valencia, tenemos ya los PDF’ de todas menos una, siendo la primera que editó la que lleva por título Disertación sobre la autoridad real y soberana regalía de conocer privativamente los jueces legos de todas las cuestiones de bienes de realengo que poseen los eclesiásticos en el Reino de Valencia que, según el Diccionario de la Real Academia de la Historia fue publicado en Valencia, en 1778, aunque el ejemplar descargado fue editado en Madrid ese mismo años. ¿Es un error o hubo dos ediciones diferentes?


         En 1787 y en la Oficina de Benito Monfort de Valencia, fue impresa su segunda obra, titulada Real Maestrazgo de Montesa. Tratado de todos los derechos, bienes y pertenencias del Patrimonio y Maestrazgo de la Real y Militar Orden de Santa María de Montesa y San Jorge de Alfama que consta de dos volúmenes. Ya hemos comentado que era caballero de esa Orden.



      En 1789 y en la misma imprenta valenciana se imprimió la Disertación sobre la justicia y utilidad de una Ley que declare a favor del Real Fisco la pertenencia de bienes de realengo situados en el Reyno de Valencia, que se destinan a manos muertas, a quienes falta la habilitación del Príncipe. Allí también apareció, en 1791 la Colección de cartas eruditas escritas por D. Gregorio Mayans a D. José Nebot y Sanz, en dos volúmenes que él había clasificado. Mayans había fallecido en 1781, dejando una importante obra como erudito, jurista, historiador, lingüista y polígrafo. Pero no menos interesantes son las cartas intercambiadas con otro ilustrado como era José Nebot y Sanz.



         La variedad de temas abordados por el ilustre talamantino queda patente en estas dos obras, la Disertación sobre el origen del nobilísimo Arte tipográfico y su introducción y uso en la ciudad de Valencia de los Edetanos, publicada en 1796 y la Colección de cartas histórico-críticas en que se convence que el rey D. Jaime de Aragón no fue el verdadero autor de la crónica o comentarios que corren a su nombre, en 1800, ambas en la imprenta valenciana de D. Benito Monfort.


         El mismo año de su fallecimiento apareció la Disertación en que se demuestra que hasta ahora no se han venerado en los altares santa ni beata alguna valenciana en la línea y clase de confesores que, junto con los anteriores, hemos podido reunir. Nos falta por conseguir las Apuntaciones para escribir la Historia del Derecho Valenciano y verificar una perfecta traducción de los fueros, que también se publicó en 1804, aunque en la imprenta de Joseph de Orga.








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