Impresionante castillo el de Ampudia, en la provincia de Palencia, cuya recuperación y transformación en un espectacular museo fue posible merced a la iniciativa privada.
Construido a mediados del siglo XV por
D. García López de Ayala, titular del mayorazgo de Ampudia, fue confiscado por
Carlos V, al haber defendidos su propietario la causa comunera, aunque posteriormente
lo devolvió a la familia a cambio de una importante cantidad.
Ha estado asociado a destacados
personajes como los hijos del rey de Francia Francisco I que residieron un
corto período de tiempo aquí, cuando fueron enviados como rehenes tras la
captura de su padre en la batalla de Pavía. También alojó a Felipe III, cuando
el castillo era propiedad de su valido el duque de Lerma.
A pesar de su condición de residencia
señorial, más que de fortaleza, poco a poco fue quedando abandonado y la ruina
comenzó a apoderarse de sus estructuras, aunque siguió manteniendo buena parte
de su prestancia.
Es entonces cuando surge la figura de
D. Eugenio Fontaneda Pérez, natural de Aguilar de Campoo y propietario de una
conocido marca de galletas, quien con su esposa Dª. María Teresa Berthet Monet adquiere
el castillo a la condesa de la Granja en 1960, para destinarlo a albergar su colección
de obras de Arte.
Para ello lleva a cabo su completa
restauración, hasta convertirlo en el mejor castillo palentino y uno de los
mejores de España. Como puede apreciarse en la imagen aérea, tiene planta
trapezoidal con torres cuadrangulares en sus ángulos. Está rodeado por un muro
barbacana, jalonado por torres cilíndricas. Entre dos de ellas se encuentra la
puerta de acceso, tras un puente que salva el foso, sobre la que está ubicado
el escudo del duque de Lerma que, como hemos dicho, fue uno de sus
propietarios.
Las estancias del interior se disponen
en torno al patio de armas con tres de sus pandas porticadas con arcos carpaneles
dispuestos en tres alturas, cuyas dimensiones se reducen de abajo a arriba.
Seis salas muestras las distintas colecciones
reunidas por D. Eugenio Fontaneda que, desde su fallecimiento en 1991, son
gestionadas por una fundación que preside su viuda y de la que forman parte sus
hijos, a los que supo transmitir su amor por el Arte.
Su contenido es de lo más variado, desde
piezas arqueológicas a escudos de armas, pasando por una antigua farmacia o
colecciones de juguetes y de etnología.
Sobre lo que también queremos llamar la
atención es sobre el entorno del castillo. La práctica totalidad de las fotografías
que lo muestran están tomadas desde ángulos que realzan su “fotogenia”, pero lo
cierto es que, como en tantos otros lugares, en sus proximidades se alzan
aerogeneradores y tendidos eléctricos que, como molinos de viento cervantinos,
son gigantes que alteran notablemente el paisaje.
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