Ayer, la comunidad de religiosas clarisas de Borja celebró con gran devoción la fiesta de la Virgen de Guadalupe. El hecho de que una buena parte de ellas sean mexicanas confiere especial significado a este día aunque, por coincidir este año, con el III Domingo de Adviento, prevalece esta celebración.
Junto al presbiterio estaba la Virgen,
flanqueada por las banderas de México y España, teniendo a sus pies una
representación de productos típicos de aquel país y todo ello adornado con
rosas, pues rosas fueron las flores que llevaba en su tilmahtli San Juan Diego
cuando fue a comunicarle al obispo D. Juan de Zumárraga los deseos de la Virgen,
quedando el prelado sorprendido al ver esas rosas crecidas en diciembre, así
como la imagen impresa en el ayate de aquel humilde indio a quien la Virgen se
había dirigido en su lengua náhuatl, cuando se le apareció en el cerro del
Tepeyac.
El III Domingo de Adviento es llamado también
“de Gaudete”, dado que representa una pausa en este ciclo penitencial y, por
este motivo, el sacerdote viste casulla de color rosa, en lugar del morado de
estos días.
Aunque no pudo ofrecerse a los
numerosos asistentes a la Eucaristía la tradicional recepción, las religiosas repartieron
entre todos rosquillas y palomitas de maíz.
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