Dominando la zona sur del delta del Llobregat se alza el castillo de Castelldefels de remoto origen pero que cobró especial importancia como elemento defensivo contra las incursiones piráticas, a partir del siglo XVI, aunque más tarde fue objeto de nuevas ampliaciones.
Fue en el siglo XVIII cuando se edificó el cuerpo occidental de la fortaleza que se diferencia de la parte más antigua por los materiales utilizadas y su distinta tonalidad.
Sin embargo, su aspecto actual se debe, en buena medida, a las reformas acometidas por D. Manuel Girona, el financiero barcelonés que lo adquirió en 1897, encargando las obras al arquitecto Enric Sagnier que, como era habitual en aquella época, utilizó criterios historicistas que le llevaron a dotar a la fachada que se ve en la imagen de unas ventanas inspiradas en el arte gótico. También fue entonces cuando se construyeron las murallas.
En 1988, el Ayuntamiento de Castelldefels
lo compró a la familia Girona cuando ya estaba abandonado. Llevó a cabo una
completa restauración que incluyó la utilización de colores diferentes para
distinguir las sucesivas fases constructivas.
También fue restaurada la contigua
ermita de Ntra. Sra. de la Salud en cuyo subsuelo fueron descubiertos restos
ibéricos y romanos, así como unos grafitos en sus paredes de cuando el castillo
fue utilizado como prisión para miembros de las Brigadas Internacionales.
Como es lógico en estos tiempos, esa
cuestión despertó gran interés y les fue dedicada una exposición en el interior
del castillo en la que se mostraban diversos recuerdos de la presencia de
aquellos combatientes extranjeros en la Guerra Civil.
En 2001 fueron acometidas nuevas obras
encaminadas a la instalación de un centro de interpretación de la historia del
castillo y otras exposiciones. Pero el proyecto final discurrió por otros
itinerarios.
Porque fue creado un interesante Centro
de Interpretación de la Piratería, dotado de atractivos medios audiovisuales y,
en 2021, cuando volvió a abrir sus puertas “Piratia”, como así se le denomina,
se convirtió en una experiencia inmersiva en la que, a través de un viaje
multisensorial, el visitante forma parte de una tripulación pirata,
descubriendo los secretos de su vida de aventuras.
Pero también pueden recorrerse otras
estancias del castillo que han sido cuidadosamente restauradas tal como eran cuando
fueron adaptadas en el siglo XIX para residencia de sus propietarios.
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