El Instituto de Estudios Riojanos que celebra su 75º aniversario nos remite el nº 180 de su revista Berceo, en la que D. Jorge Fernández López, Director Académico del mismo, destaca la importancia de la labor desarrollada desde su fundación.
En cuanto a su contenido, Adrián
Calonge Miranda estudia la ciudad romana altoimperial en el Ebro Medio, a
través de los ejemplos Vareia (Varea), Calagurris Iulia
(Calahorra) y Gracurris (Alfaro).
Nos aparecido interesante la reflexión de
Francisco Javier Díez Morrás sobre la fecha de nacimiento de Santo Domingo de
la Calzada, fijada en 1019 por fray Luis de la Vega, en 1606, sin ningún fundamento,
a pesar de lo cual ha venido siendo aceptada desde entonces, llegándose a
conmemorar el milenario de su nacimiento en 2019. Para el autor de este trabajo
hay que descartarla por las razones que aduce.
Tomás Sáenz de Haro trata sobre los
contingentes castellanos en la defensa de Pamplona en 1521, mientras que Juan
Manuel Vázquez de Lara escribe sobre las comadronas riojanas durante la época moderna
(siglos XVI-XVIII).
Manuel Morán Orti destaca la figura de
D. Antero Benito Núñez, un ilustrado clérigo riojano que fue canónigo doctoral
de la catedral de Granada y partidario del régimen francés durante la Guerra de
la Independencia, por lo que tuvo que exiliarse, regresando años más tarde.
El camino de los talleres románicos
calceatenses en la sierra de la Demanda es objeto de atención por parte de
Rodrigo Antolín Minaya, mientras que José Gabriel Moya Valgañón estudia la
construcción de la iglesia parroquial de San Servando y San Germán de Uruñuela.
Cierran los contenidos de este
interesante número los trabajos de Fabián González Bachiller sobre “Rasgos del
romance riojano en el siglo XIV a través de sus documentos” y de José María Pastor
Blanco “En torno a la presencia de nuevos vasquismos en las hablas riojanas”;
entre los que menciona hay algunos usados entre nosotros como “caparra”
(garrapata); “chandra” (mujer poco hacendosa) que aquí se usa en masculino o
femenino como sinónimo de vago u holgazán; o “zarria” (trapo u objeto viejo)
que nosotros utilizamos en masculino “zarrio”.
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