Este fin de semana nos visitaron D. Javier Otero de Navascués Domínguez y su esposa Dª. Ángeles Viada Rubio. Javier es hijo de D. José María Otero Navascués, Contralmirante Ingeniero de la Armada y uno de los más destacados científicos españoles del siglo XX.
Alcanzó especial relieve en el ámbito civil, siendo un gran
impulsor de la investigación desde su puesto de Presidente de la Junta de
Energía Nuclear y de otros muchos organismos nacionales e internacionales.
Gracias a él, D. Carlos Sánchez del Río Sierra se inició en
el campo de la Física Nuclear, convirtiéndose en el primer catedrático español
de esta disciplina.
Vinieron acompañados del Vicealmirante
D. Ignacio Horcada Rubio que no era la primera vez que estaba en nuestra ciudad
y con el que coincidimos de Valladolid con motivo del inicio de los actos conmemorativos
de la primera vuelta al mundo, dado que hasta su pase a la situación de retiro
fue Secretario de la Comisión del Ministerio de Defensa para la Conmemoración
del V Centenario de la expedición Magallanes/Elcano.
Tuvieron especial interés en visitar la
exposición que sobre el levantamiento de Varsovia se encuentra instalada en la
Casa de Aguilar, dada la relación que tuvieron con Dª. Lilliana Skorel y D.
Javier nos hizo entrega de esta imagen de un pergamino que los estudiantes
polacos entregaron a su padre, en 1954.
D. José María Otero Navascués fue el
Presidente de la Obra Católica de Asistencia Universitaria, un organismo dependiente
de Pax Romana, merced al cual pudieron estudiar en España muchos jóvenes huidos
de los países que habían quedado bajo la dominación soviética.
El Gobierno español creo para este fin
el Colegio Mayor Santiago Apóstol que encomendó a la citada Obra Católica. Situado
en la calle Donoso Cortés, allí residieron muchos de los estudiantes refugiados
en España, entre los que se encontraban ese grupo de polacos que firmaban el
diploma cuyo texto era el siguiente:
“En el Año de Gracia 1954,
doblemente Año Santo por Compostelano y Mariano, los estudiantes polacos
acogidos por la Obra Católica Universitaria ofrecen a su querido Presidente
Excmo. Sr. D. José María Otero de Navascués, en el décimo año de la terrible y cada
vez más pavorosa persecución religiosa en su esclavizada patria, la expresión
de su homenaje con motivo del solemne día de su Patrono San José y en prueba de
sincera gratitud y adhesión, así como con la más cordial admiración, rogando al
Señor Todopoderoso que le bendiga en todas sus obras como a fiel luchador suyo
por la victoria definitiva de Su Santa Iglesia”.
Pero, entre los centenares de becarios
que allí residieron, como lo recuerda la placa colocada en la fachada con ocasión
del L aniversario de la fundación del colegio, había también jóvenes
ucranianos, lo que dio lugar a un grave problema con los polacos, pues mientras
estos últimos habían luchado contra los alemanes, los ucranianos habían combatido
en sus filas. Zanjó la cuestión el representante del gobierno polaco en el
exilio (reconocido por España durante un largo período) invitando a ambos grupos
de estudiantes a un cóctel en el que “sellaron la paz”.
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