En nuestra crónica de ayer comentamos la invitación recibida por parte del Dicasterio para la Cultura y la Educación, de la Santa Sede, para participar en una reunión que va a tratar sobre “Los jóvenes y los bienes culturales de la Iglesia”.
En nuestra crónica de ayer comentamos
la invitación recibida por parte del Dicasterio para la Cultura y la Educación,
de la Santa Sede, para participar en una reunión que va a tratar sobre “Los jóvenes
y los bienes culturales de la Iglesia”.
El Centro de Estudios
Borjanos tiene también una gran experiencia en actividades orientadas a los
jóvenes, algunas de las cuales han girado en torno al Patrimonio Religioso,
como los cursos de Iconografía o de Arte Religioso que se celebraron durante
varios años, en los que, junto a los adultos, también participaron con entusiasmo
algunos niños.
De hecho, la publicación de los tres
volúmenes del Diccionario de Términos Religiosos y Litúrgicos también
iba dirigida, preferentemente a los más jóvenes, desconocedores en gran medida,
de todo lo que guarda relación con los aspectos religiosos. En la introducción
se hacía referencia a la anécdota protagonizada por un joven concursante
televisivo que identificó la palabra “misal” con un detergente.
Por otra parte, Hispania Nostra, a lo
largo de su dilatada trayectoria, ha proyectado buena parte de su actuación
hacia los jóvenes y niños, con el objetivo de acercarles el Patrimonio en sus
diferentes facetas y fomentar en ellos un acercamiento al mismo.
De ahí que las experiencias de Borja y
la de Hispania Nostra se hayan unido en la comunicación que vamos a presentar a
la reunión convocada por la Santa Sede, de manera que puedan contribuir al
objetivo de la misma que es el ofrecer a los jóvenes una visión global de los
bienes culturales de la Iglesia que, por una parte, son parte fundamental de
nuestra Cultura y, por otra, fueron concebidos como instrumento de
evangelización y de acercamiento del hombre a la belleza, en cuanto realidad
trascendente.
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