Preocupados por la situación que atraviesa el Patrimonio Arquitectónico de nuestra ciudad, puede pasarnos desapercibidos los problemas por los que atraviesa ese conjunto de actos y tradiciones que constituyen el Patrimonio Cultural Inmaterial borjano.
Entre los elementos que lo integran,
destacan el Entierro de Cristo (junto con el resto de la Semana Santa) y el
Rosario de Cristal. Uno y otro pueden ser considerados desde diferentes
aspectos: el principal de ellos es el religioso, sin el cual carecerían de
sentido. Pero, también forman parte de nuestro Patrimonio Cultural Inmaterial
que es tanto como decir que constituyen una parte importante de nuestra
identidad como colectividad. Y aún podría añadirse otro aspecto, su valoración
cultural y atractivo turístico en lo que se ha incidido mucho en los últimos
tiempos, a pesar de que ello puede contribuir a desvirtuar lo fundamental de este
tipo de tradiciones religiosas.
Hace algunos años, el Ayuntamiento pidió
a nuestro Centro el necesario informe para solicitar la declaración como “Fiesta
de Interés Turístico”. Emitimos tanto el correspondiente al Rosario de Cristal
como el del Entierro de Cristo y el primero logró la declaración, por parte del
Gobierno de Aragón. No ocurrió lo mismo con el segundo, posiblemente porque el
expediente no fue tramitado.
Pero, lo que queremos destacar es que
estos días han comenzado ya los preparativos para la Semana Santa y ha vuelto a
constatarse los problemas por los que atraviesan las cofradías que deben asumir
la organización de los diferentes actos.
Ya se habían planteado en años
anteriores, a pesar de lo cual pudieron ser vencidas las dificultades, como muy
probablemente ocurrirá este año, pero lo cierto es que hay cofradías que apenas
cuentan con miembros, siendo la situación más alarmante la de las Almas, en la
que recae el peso fundamental de la organización del Entierro de Cristo.
Por sorprendente que pueda
parecer, también hay dificultades para que el Rosario de Cristal salga
completo. Y estamos hablando de la mayor manifestación de fervor en torno a la Patrona
de la ciudad, la Virgen de la Peana.
Sacar los faroles grandes y los
numerosos de mano requiere el concurso de muchas personas y, cada año, son más
los faroles que quedan sin salir en los claustros de Santa María.
Cabría preguntarse acerca de las
razones que han dado lugar a estos problemas, especialmente en unos momentos en
los que el número de habitantes de Borja es muy superior a los de años pasados.
Pero, de todos ellos ¿Cuántos se sienten realmente borjanos?
La falta de un adecuado liderazgo y de
una educación en valores, desviando la atención de la juventud hacia otros horizontes,
puede haber influido en ello, aunque no podemos obviar que son muchos los
jóvenes que, de una u otra forma, participan tanto en el Entierro de Cristo
como en el Rosario de Cristal y sin ellos todo hubiera dejado de existir.
Por lo tanto, hay que reflexionar y
arbitrar soluciones sin caer en el pesimismo, teniendo presente que, si
perdemos esas señas de identidad y continuamos derribando edificios, Borja se
convertirá en un inmenso solar que ni siquiera servirá de aparcamiento pues
nadie querrá desplazarse hasta aquí para contemplar la nada.
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