A veces nos llegan libros de diversa procedencia, sin conocer con precisión quién nos los remite. Así ha ocurrido ahora con la obra que lleva por título Los moriscos. Una mirada de cuatro siglos después de su expulsión, en la que se reúnen las conferencias del ciclo con el que el Instituto de Estudios Hispánicos del CEU, conmemoró el IV centenario de su expulsión en 1609 (en Aragón en 1610).
Presentadas por el director del
Instituto D. Alfonso Bullón de Mendoza, son cuatro las conferencias que incluye.
El embajador D. Jesús Riosalido, que es Doctor en Derecho Islámico, habló sobre
la “Historia del pueblo islámico”.
El catedrático de Historia de la Universidad
Complutense, abordó el problema de “La población morisca y las consecuencias
demográficas y económicas de su expulsión”, mientras que la Profª. Soha
Abboud-Haggar, del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad
Complutense lo hizo sobre “La literatura de los moriscos”. Debemos recordar que
su tesis doctoral sobre un manuscrito aljamiado fue publicada por la
Institución “Fernando el Católico”,
Finalmente, el Prof. D. Fernando Díaz
Esteban (fallecido en 2023), catedrático de Lengua y Literatura Hebreas en la
Universidad de Barcelona y en la Complutense, trató sobre “La doble religió de
los moriscos”.
Para nosotros, el tema de los moriscos
reviste especial interés, dado el elevado número que hubo en toda la comarca de
Borja, en algunas de cuyas localidades constituían la práctica totalidad de su
población.
Aunque habían sido obligados a
convertirse en 1525, esos “nuevos cristianos” nunca fueron aceptados por los
cristianos viejos y ellos tampoco llegaron a integrarse, pues continuaron
viviendo en sus barrios y manteniendo una parte de sus costumbres.
Su expulsión, motivada por diferentes
razones, supuso para Aragón y, en concreto para Borja, una catástrofe ya que a
cargo de ellos se encontraba la mayor parte de la agricultura y algunos
oficios.
La peste desencadenas poco después,
vino a agravar la situación y Borja tardó muchísimo en recuperar su economía,
si es que lo hizo, tras la marcha de aquellas personas que, en gran medida y
con grandes sufrimientos, marcharon a Argel, desde donde algunos siglos después
han comenzado a regresar.
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