Fue en 1995 cuando el Centro de Estudios Borjanos lanzó la idea de crear en nuestra ciudad un museo destinado a mostrar, a lo largo de todo el año, el conjunto de faroles que constituyen el Rosario de Cristal que recorre las calles de Borja en la tarde del primero domingo de mayo. Considerábamos que ese excepcional conjunto, que sólo podía verse ese día, podría constituir un importante atractivo turístico, al permitir admirarlo a lo largo de todo el año.
Poco después, en varios artículos publicados en nuestro Boletín
Informativo proponíamos que fuera la antigua iglesia del convento de
capuchinos la sede de ese museo. Pretendíamos con ellos salvar también este
monumento borjano que aún no se encontraba arruinado como ahora. Pero, la idea
no encontró la acogida que merecía, por parte de quienes debían impulsarla, y todo
quedó en suspenso, a pesar de que ya habíamos comenzado a elaborar el correspondiente
proyecto museográfico.
Mientras tanto, en 1999 fue inaugurado
el Museo del Rosario de Cristal de Zaragoza, ubicado en la antigua iglesia del
Sagrado Corazón, que muchos de nuestros lectores habrán visitado y, además, han
ido surgiendo otros en diferentes localidades que cuentan con Rosarios
similares al nuestro (que no son muchas).
Uno de ellos es el Museo de los Faroles
de Vitoria, instalado en un edificio, propiedad de la cofradía de la Virgen
Blanca, que fue proyectado en 1900 por el arquitecto D. Fausto Íñiguez de
Betolaza para guardar los faroles del Rosario que había sido creado en 1895.
Fausto Íñiguez era uno de los mejores arquitectos de la etapa modernista y
diseñó un edificio de gran funcionalidad, dotado de amplia puerta para permitir
el paso de los faroles. Fue en 1997 cuando se planteó la posibilidad de
convertir lo que, hasta entonces, era un almacén en museo, encargando el
proyecto al arquitecto D. Luis López de Armentía, que también era cofrade. Para
ponerlo en práctica se firmó un convenio de colaboración entre la cofradía y el
Departamento de Ordenación del Territorio, Vivienda y Medio Ambiente del
Gobierno Vasco. Comoquiera, que el nuevo uso del edificio limitaba el normal
desenvolvimiento de la vida de la cofradía, en 2015 el Ayuntamiento de Vitoria
le cedió un local anejo en el que, además de poder llevar a cabo los fines
primordiales de la cofradía, se utiliza como centro de acogida y espacio para
exposiciones temporales.
En torno al patio central, presidido por el trono de la
Virgen Blanca se disponen los 273 faroles que, en honor a la Patrona de
Vitoria, desfilan cada año en la noche del 4 de agosto. Los primeros 65 fueron
construidos en los talleres zaragozanos de León Quintana, al igual que ocurrió
en el caso de Borja y de otras localidades. El resto fueron obra de talleres
vitorianos y, como era habitual, su realización fue posible merced a las
aportaciones de muchas personas. A pesar de que nos han invitado a visitarlo en
varias ocasiones, no hemos tenido oportunidad de viajar hasta allí, aunque
esperamos hacerlo.
Donde sí estuvimos, en 2019, fue en el
Museo de Tauste, instalado en un edificio de varias plantas construido por el
Ayuntamiento de esa localidad para este fin, que cuenta con varias plantas en
las que se han acondicionado los más de 300 faroles que lo integran, dado que
este Rosario estaba integrado por las tres partes originales, a las que ha
venido a sumarse, posteriormente, la de los Misterios Luminosos.
El museo fue inaugurado en 2018, con
ocasión del primer centenario de este Rosario de Cristal que recorre las calles
de Tauste, cada 22 de abril, y para lo que se requiere el concurso de más de
2.500 personas, dado el elevado número de faroles, aunque según nos comentaron siguen
siendo los descendientes de quienes los donaron los que se hacen cargo de este
cometido.
Nada más traspasar la puerta el
visitante encuentra el trono de la Virgen de Sancho Abarca que, portado por los
miembros de la Asociación de Ganaderos, desfila en último lugar y, en las distintas
salas pueden contemplarse tanto los faroles de mayor tamaño como los de mano.
Entre los faroles más espectaculares se
encuentra el que representa a la iglesia de Santa María, con su bellísima torre
mudéjar y el que, con exquisito cuidado y minuciosidad reproduce el altar
dedicado a la Virgen en el interior de ese templo.
En Borja, surgen de nuevo noticias relacionadas con la posible creación de un Museo del Rosario. Nos alegramos de ello, a pesar de que, en esta ocasión, nada tengamos que ver con el proyecto. Esperamos que si se lleva a cabo, reúna la calidad que se requiere para mostrar lo que, en definitiva, es un festival de luz y color, y que pueda llegar a constituir otro de los homenajes a nuestra Patrona en el centenario de su Rosario.
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