En los fondos del Centro de Estudios Borjanos se conserva este interesante grabado que, en la actualidad, puede contemplarse en una de las vitrinas de la exposición permanente instalada en el hall principal de la Casa de Aguilar.
El
grabado aparece en la Ejecutoria de varios miembros de la familia Bela de Añón,
que fue impresa por Francisco Moreno, en Zaragoza, en 1780. Se trata de algo
inusual en este tipo de documentos, pero lo cierto es que el primero de los
probantes, D. Manuel Bela, le tenía especial devoción a este Apóstol y fue
quien mandó abrir el grabado a José Lamarca. A la ejecutoria y a la familia
Bela y su relación con Borja dedicaremos otro artículo, centrándonos hoy en el
análisis del grabado, dado su interés iconográfico.
José
Lamarca fue un destacado calcógrafo de la segunda mitad del siglo XVIII, que
también ejerció como pintor y dorador. Radicado en Zaragoza, trabajó también en
tierras navarras, sin demasiado éxito. A nosotros nos interesa especialmente,
dado que realizó varios grabados de tema religioso, relacionados con nuestra
comarca.
El Dr.
D. Luis Roy Sinusía que ha estudiado su trayectoria ha identificado al que, en
1760, realizó de la Virgen del Niño Perdido de Tabuenca, entre San Agustín y
San Vicente Ferrer, que se ha conservado pues, en el artículo del Dr. Roy se
menciona a D. José María Sánchez Becerril, entonces párroco de Tabuenca, que le
facilitó una reproducción.
No conocemos, en cambio, el que, en 1783, realizó con la imagen de la Virgen del Castillo, patrona de Fuendejalón (del que existe un ejemplar en la colección Lasarte), ni el que en 1799, abrió (abrir es sinónimo de grabar) con la imagen de Nuestro Señor con la Cruz a cuestas, patrono de Magallón, por cuyo trabajo percibió 9 libras, 11 sueldos y 4 dineros, conservándose un ejemplar en la colección Zarazaga Aubá.
Respecto al conservado en nuestro Centro, sabíamos que había otro ejemplar en la colección de D. Antonio Correa (1923-2008), un personaje excepcional que dedicó su vida a reunir más de 15.000 estampas y grabados, que fueron adquiridos por la Calcografía Nacional. Ahora, a través del trabajo del Dr. Roy Sinusía, hemos conocido que hay otro en el Archivo Capitular de la Seo.
Conviene
recordar que San Judas Tadeo fue uno de los doce Apóstoles, a pesar de lo cual
no son muchos los datos que se conocen de su vida. Según la tradición era hijo
de Cleofás y, posiblemente, hermano del Apóstol Santiago el Menor. En la
cartela de nuestro grabado se dice que era “pariente muy cercano de la Virgen
María, sobrino de San José”.
Esa afirmación hace
referencia a la creencia de que Cleofás era hermano de San José y, tras
enviudar contrajo matrimonio con María “la de Cleofás” que, según algunos era
hermana o prima de la Virgen María. De lo que no cabe duda es que San Judas era
primo de Jesucristo.
Veamos
ahora los distintos elementos iconográficos que aparecen representados en el
grabado. En su mano izquierda porta una alabarda con la que fue martirizado en
Persia o Edesa. Pero, posteriormente, se representó con una maza y, aquí, la
maza aparece a sus pies, dejando constancia de los dos supuestos instrumentos
utilizados para darle muerte.
De su mano derecha cuelga, a manera de medallón, una representación de la faz de Jesucristo. Con frecuencia este atributo aparece colgando del pecho. Según la interpretación más habitual hace referencia al mandylion, una toalla en la que estaba el rostro del Señor, que fue llevado a la corte de Edesa, a petición del rey Abgaro V para obtener su curación, como así sucedió. Pero no fue San Judas Tadeo quien llevó la reliquia, sino Tadeo uno de los setenta discípulos.
Otro
detalle curioso es el de este ángel que lleva en la mano una escuadra. Este
atributo corresponde, en realidad, a otro Apóstol, Santo Tomás, haciendo
alusión a una tradición según la cual había construido un palacio para el rey
Gundafar de la India, donde había predicado el Evangelio.
Esta confusión de atributos entre los Apóstoles es relativamente frecuente y en esta representación de San Judas Tadeo, obra de Anton van Dyck (1599-1641), lo vemos portando la escuadra.
Para justificar esta
anomalía se ha llegado a afirmar que la escuadra es una estilización del sable shamsir,
de origen persa, con el que para otros fue decapitado, tras golpearle con la
maza, aunque lo más lógico es pensar en un error, entre otras razones porque la
citada arma es un sable curvo que en nada se parece a una escuadra de madera.
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