Aquí pasamos de la “gran seca a la gran remojá” con enorme facilidad y tras las lluvias y nieves caídas al norte de Aragón, la crecida del Ebro no se ha hecho esperar. La alarma saltó ayer y las localidades ribereñas se preparaban para afrontar las consecuencias de una nueva avenida.
Pedro Domínguez Barrios estuvo en Gallur
y, desde allí, nos envió estas imágenes del aspecto que presentaba el río,
cuando aún la crecida no había alcanzado su punto culminante.
A pesar de ello, las aguas ya habían
invadido zonas contiguas al cauce, quedando a la espera de lo que ocurra,
durante las próximas horas en esa y otras localidades que, con demasiada
frecuencia, se ven afectadas por los incrementos de caudal.
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