Nos sorprendió encontrar, sobre una de las carteleras municipales, una pintada con un número de teléfono en el que se ofertaba una determinada droga. En principio, parecía un acto más de vandalismo de los muchos que, cotidianamente, se registran en nuestras calles, contra las paredes o el mobiliario urbano.
Sin embargo, una lectora nos ha mandado
una foto de otra pintada, con el mismo teléfono y una soez expresión. La coincidencia
nos ha sorprendido, dado que se trata de un teléfono real, con su propietario
fácilmente identificable.
Comoquiera que nos parece absurdo que
sea él quien se anuncie como presunto autor de un hecho delictivo, junto la
grosería que acompaña al teléfono en la segunda imagen, nos hace sospechar en un
origen diferente para estas extrañas pintadas que, en cualquier caso, no responden
a comportamientos normales.
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