sábado, 25 de enero de 2020

Datos que aporta una antigua fotografía


         Hace unos días publicamos unas fotografías, realizadas por D. Luis Carceller, del palacio de Nogués que acaba de ser derribado en la calle de Costa. El interés de las mismas radicaba en que eran las únicas conservadas de su interior. El artículo tuvo el lógico eco provocado por una pérdida que, sin embargo, algunos lectores justificaban.

         Pero hubo otros, que al margen de la polémica, analizaron con minuciosidad las imágenes que ofrecimos. Uno de ellos fue D. Antonio Miguel Sierra Ferrández quien, con la sagacidad que le caracteriza, se ha percatado de algunos detalles que nos comentó en la visita efectuada el pasado jueves.





         Uno de ellos es el de las armas que aparecen en una de las paredes de esta sala (recuadradas en rojo). Corresponden a la familia Val-Tejadas y son idénticas a las que se encontraban, hasta hace muy poco, en la fachada de la casa que D. Hipólito de Val Giménez tenía en Gallur. Este destacado personaje, establecido en esa localidad, contrajo matrimonio con Dª. Petra Tejada.

         Una hija de ese matrimonio, Dª. María del Pilar de Val Tejada se casó con D. Francisco Nogués Aguilera, que fue quien reformó el palacio de la calle de Costa de Borja.




         Salvo el pequeño detalle del remate inferior del escudo, son idénticos. Comoquiera que fue elaborado en hierro fundido, cabe la posibilidad de que se hicieran dos copias, una de las cuales se colocó en la casa de Borja.




         Otro detalle que le ha llamado la atención es el del repostero que aparece a la izquierda de esta imagen. Corresponde a las armas de D. Francisco Nogués de Val, hijo de los anteriores y último propietario que residió en el edificio, antes de ser abandonado.
         En él pueden verse los escudos correspondientes a las familias Nogués y Val, pero dispuestos en un orden diferente al que sería lógico, dado que las armas de los Val (a la izquierda del espectador) preceden a las de los Nogués, lo que pudo deberse a un error a la hora de confeccionarlo.
         En cualquier caso, las observaciones de D. Antonio Miguel Sierra vienen a demostrar, una vez más, que el estudio de las antiguas fotografías siempre puede aportar informaciones de interés.

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