jueves, 30 de enero de 2020

Tragedia en Boquiñeni


         A comienzos de junio de 1896 Boquiñeni y Ejea de los Caballeros se vieron conmocionados por la terrible tragedia acaecida en la barca-pontón que cruzaba el río Ebro, a la altura de la primera de esas localidades.
         Los periódicos zaragozanos dieron amplia información sobre lo ocurrido, cuando ya era de noche. Tres pastores de la ganadería de toros de Ripamilán, llegaron a la margen derecha del río con los mansos con los que habían llevado a Teruel las reses que se lidiaron en una de las corridas de la Feria de San Fernando.
         Nada más llegar a la orilla, los mansos cruzaron el río a nado hasta alcanzar el soto, propiedad de D. Javier Ramírez, situado al otro lado y en el que pastaban habitualmente. Al verlos llegar, el guarda mandó a su hijo a buscar a los pastores con el pontón, en el que embarcaron los tres con dos “caballerías menores” que llevaban.

         Cuando el pontón se encontraba en mitad de la corriente, las caballerías se movieron a un lado de la embarcación y la hicieron volcar. Inmediatamente se hundió, pereciendo los pastores y el hijo del guarda, así como una de las caballerías, pues la otra se salvó nadando. Los tres pastores eran de Ejea de los Caballeros donde, al conocer la noticia, el impacto fue enorme, acrecentado porque, por el momento, o fueron encontrados los cadáveres. El joven probablemente era de Boquiñeni, aunque no hemos podido confirmarlo.




         Al hilo de la noticia nos hemos interesado por otros datos relacionados con la misma. El primero de ellos es el de la ganadería citada que había creado en Ejea de los Caballeros, a mediados del siglo XIX, D. Severo Murillo. Eran toros de encaste navarro, muchos de ellos colorados, cornalones y difíciles de lidiar. Con antigüedad de 24 de septiembre de 1865, su divisa era roja y el hierro llevaba la “M” del apellido de su propietario.



         En 1874, vendió la ganadería a su primo D. Gregorio de los Santos Ripamilán que mantuvo la divisa y el hierro y logró que se llegaran a lidiar en las principales plazas de España. En 1878, D. Gregorio y un sobrino que le acompañaba fueron asesinados en extrañas circunstancias y la ganadería pasó a manos de su hermano Victoriano Ripamilán. El 27 de julio de 1890 sus toros debutaron en la plaza de Madrid, prueba del prestigio alcanzado. Cuando ocurrió la tragedia de Boquiñeni, la ganadería era propiedad de Dª. Mercedes Hernández, viuda de D. Victoriano que había fallecido. Fue vendida en 1909 a D. Manuel Lozano, de Valdelinares (Teruel), aunque en los últimos años, un grupo de aficionados, ha trabajado para recuperar esta histórica vacada de las Cinco Villas.  



         De las dificultades de estos toros, a las que hemos aludidos, constituye una muestra el que el 15 de octubre de ese mismo año de 1896, uno de sus toros ocasionó la muerte del diestro Juan Gómez de Lesaca, al alcanzarlo contra las tablas en la plaza de Guadalajara, cuando lidiaba el primer toro. Tuvo que actuar en solitario su compañero de cartel  Emilio Torres «Bombita», porque la corrida no se suspendió.

         No fue la única muerte ocasionada por los toros de Ripamilán ya que, el 6 de junio de 1901, en la plaza de Bilbao el banderillero  Domingo Almansa Fernández “El Isleño” recibió dos cornadas mortales del toro “Sanjuanejo”.



         Otro torero histórico José García “Algabeño” fue cogido por un Ripamilán en la plaza de Figueras, el 3 de mayo de 1906. Afortunadamente, el percance se limitó a una herida en el brazo derecho.



           Entre los sucesos curiosos protagonizados por esta ganadería figura el acaecido en Haro, en 1896. La nueva plaza de esa localidad había sido inaugurada en 1886 con dos corridas, en una de las cuales se lidiaron toros del hierro de Ripamilán por los diestros “Ostión” y “Guerrita”. Su presencia en ese coso debió ser frecuente, ya que para el 13 de septiembre de 1896, se había anunciado otra corrida que, por causas que no conocemos, fue prohibida dando lugar a tan graves disturbios que el Gobernador Civil se vio obligado a enviar a  60 guardias civiles y 110 soldados del Regimiento de Albuera para restablecer el orden.


         La primera plaza de toros que hubo en Barcelona fue la llamada “El Torín”, situada en el barrio de la Barceloneta. Había sido inaugurada en 1834 y el 14 de abril de 1895, cuando se lidiaban en ella toros de Ripamilán, el llamado “Molinero”, saltó al tendido, provocando el pánico, hasta que fue abatido a tiros por el Guardia Civil D. Waldo Vigueras.




         Al referirnos a los sotos a los que se dirigían los cabestros con sus pastores hemos indicado que eran propiedad de D. Javier Ramírez. Se trataba de Javier Ramírez de Orué, natural de Caspe que en aquel momento tenía 25 años. Su biografía ha sido dada a conocer por la Asociación Cultural “El Patiaz”, destacando que fue Alcalde de Tauste y miembro de la corporación provincial, como diputado de Ejea-Sos, llegando a ocupar la Presidencia de la Diputación en varios períodos. No pudo conseguir su sueño de lograr un acta en el Congreso de los Diputados, pero fue nombrado Gobernador Civil de Valladolid y de Tarragona, en 1922, aunque sólo desempeñó esos cargos durante  pocos meses, cinco en el primero y dos en el segundo caso.

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