Nos preguntaba un lector por qué no habíamos continuado la
serie de artículos sobre la influencia de las epidemias en el Arte, la Literatura
y la Ciencia. La verdad es, aunque disponíamos de imágenes sobre importantes
obras que fueron inspiradas en esas épocas de dificultad, no exentas de terror,
no nos pareció oportuno incidir en esos aspectos negativos que nos reprochan
otras personas.
Pero en la Historia del Arte ha sido un tema al que han
recurrido grandes pintores, entre ellos Goya que nos dejó esta visión de lo que
él llamó “Corral de apestados”. Fue pintado en una época especialmente dolorosa
de su vida, cuando ya sufría las consecuencias de su sordera, que le afectó
mucho, y tras pasar unos meses en el palacio de Sanlúcar de Barrameda,
propiedad de la duquesa de Alba. Allí concibió también las llamadas “pinturas
negras”. Este “corral”, actualmente en una colección particular, refleja el
patetismo de unos enfermos confinados en un espacio carente de todo.
Y, desde luego, en peores condiciones que las que reflejan
estas ilustraciones de época muy anterior, en la que los artistas se recreaban
en la representación de las manifestaciones externas de la peste medieval, los
conocidos como bubones, frente a los cuales no se conocían otros remedios que “sajarlos”
o implorar la misericordia divina.
Uno de los pintores contemporáneos que reflejaron la peste
de manera especialmente dramática fue el suizo Arnold Böcklin (1827-1901), que
la representó con su guadaña, a caballo de un extraño monstruo que nos recuerda
a los Nazgûl sobre sus caballos negros de El señor de los anillos de Tolkien.
La obra se expone actualmente en el Kunstmuseum de Basilea.
Böcklin, uno de los representantes de ese movimiento
artístico que se llamó “simbolismo”, no dudó en autorretratarse con la muerte
susurrándole al oído, lo que nos acerca a la realidad de su pensamiento.
No deja de ser significativo también que esta “Isla de los
muertos” sea considerada una de sus
mejores obras. Hizo varias versiones de ella y, la que ofrecemos, así como su
autorretrato se conservan en la Alte Nationalgalerie de Berlín.
Seguiremos ofreciendo nuevas obras maestras de la pintura, pero
ya advertimos que no son precisamente imágenes para alegrar el día.
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