Las grandes epidemias que han asolado a la humanidad han
sido fuente de inspiración para obras literarias y artísticas e, incluso,
ocasión para algunos de los grandes descubrimientos. Nuestro deseo es el dar a
conocer algunos de estos casos y, en primer lugar, haremos referencia a una obra
paradigmática, el Decamerón, una obra
precursora del Renacimiento que Giovanní Boccaccio escribió entre 1351 y 1353,
a raíz de la peste que se había desencadenado en Florencia en 1348.
John William Waterhouse |
Su argumento gira en torno a diez jóvenes, siete mujeres y
tres hombres, que huyendo de la epidemia se refugian en una villa próxima a la
ciudad para permanecer aislados durante quince días. Su confinamiento, más
entretenido que el que estamos padeciendo, tratan de pasarlo nombrando “Rey” o “Reina”
del día a cada uno de ellos. Además, todos deben narrar una historia o relato
cada noche, mientras por el día se dedican a otras ocupaciones y descansan los festivos.
Esos relatos son los que conforman las diez jornadas en que se divide la obra,
con un total de 100 cuentos (en realidad 101), todos de tema erótico.
Franz Xaver Winterhalter |
Francesco Podesti |
El Decamerón,
además de su gran difusión a través de las numerosas ediciones que se hicieron
y siguen haciéndose de la obra, fue motivo de inspiración para muchos artistas.
Estas imágenes corresponden a los lienzos que pintaron el alemán Franz Xaver Winterhalter
(1805-1873) y el italiano Francesco Podesti (1800-1895) o el británico John
William Waterhouse (1849-1917), cuya obra hemos insertado anteriormente. Pero,
a todos estos pintores del siglo XIX, podríamos sumar otros muchos anteriores
que también se inspiraron en Boccaccio.
También ha sido llevada al cine. La película más conocida en
la de Pier Paolo Pasolini, rodada en 1971 como primera parte de una trilogía
que incluyó también a “Los cuentos de Canterbury” y “Las mil y una noches”.
Particularmente no es la que más se ajusta a las características de la narración
de Boccaccio, dado que incide en los aspectos más crudos y hasta blasfemos.
Distinto es el caso de otra película “Maravilloso Boccaccio”
que dirigieron en 2015 los hermanos Paolo y Vittorio Taviani que a una edad
avanzada (85 y 87 años respectivamente), abordaron el tema desde una perspectiva
diferente, centrándose en cinco de los relatos menos procaces, a través de una cuidada
y elegante propuesta, en la que predomina el color y que cuenta además con una
excelente interpretación. Aunque no alcanzó el éxito de la película de
Pasolini, gozó de muy buena crítica.
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