Tras una semana sin recibir correo ayer nos entregaron una
parte del cursado en estos tiempos complicados. Entre lo que nos llegó figuraba
el libro El Aragón paranormal que
José Antonio Val Lisa y Daniel Pérez Artigas publicaron en 2006. No lo teníamos
en nuestra biblioteca y nos interesó, dado que se mencionaban a Mallén y Borja
como escenarios de dos supuestos fenómenos paranormales.
En el caso de Mallén dedican un capítulo al “milagroso”
origen de la escultura del Santo Cristo atado a la columna que es el Patrón de
la villa. Vuelven a recordar la historia de un peregrino que pidió alojamiento
en una casa de la localidad, y tras recabar los útiles necesarios, le oyeron
trabajar hasta que, días más tardes, al abrir la puerta de la habitación en que
se alojaba, descubrieron con sorpresa que había desaparecido, dejando la
maravillosa imagen.
La leyenda, bonita sin duda, quedó desmontada recientemente
cuando D. Guillermo Carranza pudo documentar que se trataba de una obra del
escultor Juan de Biniés, realizada en 1615 por encargo de la cofradía de Sangre
de Cristo de Mallén.
Pero, directamente relacionada con la leyenda, los autores
aluden a las “manchas” aparecidas en la pared del edificio en el que supuestamente
se produjo el prodigio. Incluyen esta foto, hablando incluso de la posibilidad
de rescatarla para estudiar su origen paranormal.
Sin embargo, cuando en los años 80 del pasado siglo,
llevamos a cabo el primer inventario artístico de la comarca, con el Prof. D.
Gonzalo Borrás, estuvimos en la casa y su propietario nos la mostró. Estaba
protegida por unas puertas de madera, decoradas en su interior con recortes de
revistas un tanto procaces. Se veía claramente que se trataba de una pintura mural
que representaba al patrón de Mallén. Estaba oscurecida porque, según nos manifestó,
la “abrillantaba” periódicamente con aceite, que al oxidarse le daba este tinte
negro que la ocultaba parcialmente.
Por lo tanto, no hay nada paranormal en este hecho. Ni la
imagen tiene un origen milagroso ni las “manchas” son paranormales.
Respecto a Borja, lo que relatan es la historia del llamado “pilar
del diablo” que era uno de los existentes en el camino viejo al Santuario de
Misericordia, bajo el cual se encontraba la cabeza del demonio que se aparecía
a los que intentaban subir a venerar a la Virgen, razón por la cual el párroco
y el alcalde se enfrentaron al maligno y tras cercenar su testa la enterraron
bajo el pilar. Desde entonces, todos los que pasaban por allí arrojaban tres
piedras al pilar.
La historia la incluyó, en 1895, en su obra Sol
y Sombra, D. Ricardo Sepúlveda, abogado de profesión y destacado escritor
que llegó a ser miembro de las Real Academias de la Historia y de San Fernando.
Estuvo en el Santuario de Misericordia, durante dos semanas,
gozando de la compañía del poeta Jerónimo Borao. En 2011, adquirimos el libro,
como informamos en uno de los primeros artículos de este blog, resaltando el
interés del relato de aquel viaje realizado en diligencia que constituye un
testimonio singular de la época.
Lo del pilar se lo contaron, pero el escritor ya comentaba
que se trataba de la argucia del propietario de un campo vecino que, mediante
esa historia, había logrado que le quitasen las piedras de su propiedad.
Del pilar sólo queda el recuerdo, así como tampoco se
conserva el prominente montículo que se había formado con los pedruscos. En
cualquier caso, tampoco se trataba de algo sobrenatural, sino de un cuento o
leyenda relativamente moderna.
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