Los “angelicos” son dos pequeños niños que desempeñan un
papel relevante en la ceremonia del Entierro de Cristo, junto con el Centurión
y una Unidad de Alabarderos que, antes de la hora fijada para el inicio de la
misma, salen de la colegiata de Santa María para buscarlos en sus respectivos
domicilios.
Desfilando en formación, al son de una marcha específica
para este cometido, llegan a la casa de uno de ellos donde les esperan ataviado
ya con sus trajes y los elementos que cada uno porta, la bandeja para los
sellos con los que se precintará el arca y una pequeña rodela.
Tras romper el ayuno, propio del día, con las pastas que les
ofrecen los familiares (al fin y al cabo son romanos y ahora también romanas),
retornan a la colegiata con los niños.
Mientras el centurión y los angelicos entran al interior,
los alabarderos permanecen en el pórtico a la espera de la salida de la
comitiva del Entierro de Cristo, a la que se incorporarán dando escolta al
arca.
El haber sido “angelico” un año es algo que recordarán toda
la vida y sus imágenes han sido pacientemente recopiladas por D. José María
Belsué Catarecha con las que presentó una exposición en la Casa de Aguilar,
entre las que destacaban algunas muy antiguas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario