Por el honor de Magallón

 

         Hace poco teníamos noticia del concurso convocado con el nombre de “Fernando Lázaro Carreter”, el ilustre personaje que fue honrado con el título de “Hijo Adoptivo de la villa de Magallón”, en cuyo cementerio reposa una parte de sus cenizas y al que, junto a la iglesia parroquial, le dedicaron un monumento a su memoria, inspirado en aquellos artículos que, con el título “El dardo en la palabra” escribía en el diario ABC, más tarde recopilados en obras que están disponibles en nuestra biblioteca.

         No es demasiado bueno el estado de mantenimiento de ese espacio en el que se acumula la suciedad, se han desprendido los remates de su cerramiento o vuelve a agrietarse peligrosamente el muro superior.

         Don Fernando que amaba a Magallón, hubiera probablemente disculpado esos fallos y hasta hubiera encontrado excusas para ellos, pero lo que no hubiera tolerado es la utilización de su nombre y, sobre todo, las “agresiones” a un idioma del que fue gran valedor y al que dedicó su vida.

         Porque, no dardos, sino rayos y centellas, por no recurrir a remedios aún más contundentes, hubiera lanzado de haber llegado a conocer el atentado ortográfico perpetrado por el redactor o redactores de la placa situada en el nuevo parque de Don Felicísimo, tras el cartel que indica que Magallón es “Tierra de Vinos y Aceites”.

         También lo es de grandes músicos, de ilustres catedráticos y de otros muchos personajes que hicieron de la villa un referente en el mundo de la Cultura. No es admisible, por lo tanto, que en una placa “oficial”, aparezca semejante falta de ortografía y otros errores de puntuación. No honda sino hondísima fue la pena que experimentamos al ver semejante dislate. Por ello, por el honor de Magallón, en este caso con “h”, pedimos y deseamos que inmediatamente sea retirada esa placa y sustituida, si es el caso, por otra correctamente escrita por alguien con la cultura necesaria para evitar el descrédito de toda una población.